Cuando resta algo más de un mes para el inicio de la siembra de trigo de la campaña 2024/2025, los productores, en especial los pequeños y medianos, ya avizoran números sumamente ajustados por los costos al alza y la fuerte caída en los precios internacionales que dejarían una rentabilidad entre nula y negativa.

Es por eso que entidades agropecuarias e instituciones ligadas al sector comenzaron a pedir al Gobierno nacional una baja en los derechos de exportación del cereal a modo de incentivo, de modo de poder generar una producción de granos aceptable, en línea con el promedio de los últimos cinco años.

Más allá de que las lluvias que se produjeron en los últimos meses sobre gran parte del área agrícola lograron recomponer los perfiles de agua en los suelos y genera mejores perspectivas productivas para la campaña fina, lo cierto es que el aumento de costos y la baja del precio del commodity golpea de lleno a los márgenes del cereal.

Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advirtió esta situación al sostener que “los números siguen muy ajustados para el cereal”. Así, los ingresos menos los costos dan un margen bruto, antes de impuestos, de US$ 120 por hectárea y un neto de US$ 72 por hectárea para campo propio.

En el caso de los productores que alquilan campos para la siembra el panorama se presenta oscuro, con márgenes negativos de US$ 90 por hectárea, según la entidad bursátil rosarina.

Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) detalló que los precios del trigo “se mantienen un 0,6% por debajo del mes anterior y un 29% menos que hace un año. Además, las perspectivas favorables de producción para 2024/25 en diversas regiones productoras, el fortalecimiento del dólar y los fondos en ventas históricas ejercieron presión sobre los precios. De hecho, del análisis de la curva de precios FOB futuros para el trigo de la Bolsa de Cereales surge que la posición para enero de 2025 es un 18% inferior al precio vigente hace un año”.

En cuanto a los costos de insumos, a nivel internacional se observó un aumento interanual en el precio de los fertilizantes nitrogenados, con un incremento del 16 al 23% para la urea.

Al respecto, el BCBA analizó que “los precios de los fosfatados mostraron un comportamiento mixto en comparación con el año anterior, con variaciones que van desde una disminución del 4% hasta un aumento del 3% en los fosfatos diamónicos”.

En el plano local, a pesar de la reducción de los precios verificada en el último mes en este rubro, los costos de la urea y el fosfato diamónico todavía se encuentran un 23% y un 5% por encima de los niveles registrados el año pasado.

Retenciones
A causa de este escenario, los productores comenzaron a insistir nuevamente en la necesidad de contar con incentivos de parte del Estado para llevar adelante la siembra, con especial énfasis en una baja de retenciones -que en el caso del cereal es del 12% -, una merma que fue prometida por el presidente Javier Milei durante la campaña electoral.

En este sentido, no solamente no redujo los derechos de exportación para ninguna producción agropecuaria, sino que, tan solo hace dos meses, intentó subir este tributo para casi todos los granos, carnes y economías regionales en el marco de la fallida primera edición de la llamada “Ley de Bases”.

Pedimos que se le saquen retenciones para dar una señal, porque muchos productores están pensando en desistir de hacer campaña fina”.

Hasta el momento, el único anunció para el campo respecto a esta situación, lo realizó ayer el ministro de Economía, Luis Caputo, a través de su cuenta en X (ex Twitter), Ahí adelantó que en abril se llevará a cabo una baja de los aranceles para los herbicidas.


“Los herbicidas a base de Atrazina, Glifosato y 2-4-D bajarán del 35% al 12.6% (que es el Arancel Común vigente para el Mercosur). A su vez reduciremos el arancel de la Atrazina primaria, desde el 24% actual al 10.8%”, escribió Caputo en sus redes.

Preocupación por la suba de los costos para el sector agrícola.
En diálogo con “Somos Télam” sobre la próxima campaña fina, el presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Carlos Achetoni, alertó que los pequeños y medianos productores tienen “altos costos de producción y una perspectiva de que el trigo, como está por debajo de los US$ 200 la tonelada, no vaya a albergar una posibilidad fuerte de tener rentabilidad”.

“Es por eso que nosotros pedimos que se le saquen retenciones para dar una señal, porque muchos productores están pensando en desistir de hacer campaña fina”, dijo Achetoni.

En cuanto a la posibilidad de que el Gobierno acceda al pedido, el dirigente agrario consideró que desde la entidad “estamos visualizando esta situación (del trigo) y la expresamos al Ejecutivo para ver la posibilidad de que analicen esto, que haya una posibilidad de reducción o retiro de retenciones, lo cual no indica que lo vayan a hacer”.

“Hay solo 30 días por delante para una definición, porque después es medio difícil que aquel no haya hecho la proyección de inversión (para la campaña) la haga a último momento”, finalizó Achetoni.

Este reclamo de FAA fue acompañado por el resto de las entidades que componen la Mesa de Enlace (Sociedad Rural, Confederaciones Rurales y Coninagro) en un comunicado conjunto en el que resaltaron la necesidad de “tomar medidas urgentes de tipo fiscal y, por ejemplo, como señal y estímulo para la próxima cosecha, la de anunciar ya una baja en los Derechos de Exportación, que promovería y daría la previsibilidad que incentive la producción y en consecuencia la economía del país”

La mirada cooperativa
Por su parte, el presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), Juan Manuel Rossi, detalló a Somos Télam que “hoy un insumo que se compraban a un dólar de $380 en la campaña pasada hoy está por encima de los $1.000 por el impuesto PAIS. Eso hace que tanto el fertilizante, como los agroquímicos o los alquileres de los campos hagan inviables los números del trigo, porque el costo de producción es mayor al rinde esperado”.

“Yo diría que, prácticamente con los números de hoy, no se va a sembrar el trigo. El modelo económico que se ha instalado y su continuación es parecido al de la década del ‘90, cuando no cerraba ningún número en el campo. Se van achicando los márgenes y esto pasó en muy poco tiempo, en solo tres meses”, advirtió Rossi, cuya entidad también forma parte de la Mesa Agroalimentaria Argentina, junto a la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) y el Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra (MNCI ST).

El modelo económico que se ha instalado y su continuación es parecido al de la década del ‘90″.

Rossi asegura que no ve en “el corto plazo una baja de retenciones y mucho menos segmentarlas, que es nuestro pedido, en el cual a los ‘pooles’ de siembra se les cobre lo mismo o más y que los pequeños productores queden exentos. No se están dando señales en este sentido, sino que, cuando la rentabilidad del trigo son nulas o negativas, la tendencia es a la concentración de la producción, y allí los primeros que caen son los pequeños y medianos productores”.

No obstante la importancia y el impacto positivo que tendría en este segmento de los productores una baja o eliminación de retenciones, Rossi ve también como algo central encarar una discusión sobre el “sistema de arrendamiento argentino”.

“Hay discusiones que dar sobre algo estructural respecto a los alquileres de los campos: necesitamos una nueva ley, discutir el uso y la tenencia de la tierra y los respectivos alquileres. Nadie tiene nada contra los que heredaron un campo, pero esa rentabilidad que se lleva atenta contra la producción. En promedio se llevan entre el 50% o 60% solo por tener la tierra”, concluyó Rossi.