Ese mismo día, el entonces presidente Néstor Kichner pidió perdón en nombre del Estado “por haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”. Más temprano, había ordenado bajar los cuadros de Videla y Bignone en el Colegio Militar. En 2023, la Unesco incluyó al Museo como Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Hace 20 años, el entonces presidente Néstor Kirchner encabezó el acto de traspaso del predio en el que funcionó la Escuela de Mecánica de la Armada, principal centro clandestino de detención y torturas durante la última dictadura militar, para su transformación en su sitio orientado, entre otros objetivos, a propiciar la reparación simbólica a las víctimas de la represión ilegal.

Ese 24 de marzo de 2004, Kirchner pidió, en nombre del Estado argentino, perdón “por haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”. Lo hizo el mismo día en que ordenó bajar, en las galerías del Colegio Militar, los cuadros de los dictadores y genocidas Jorge Videla y Reinaldo Bignone.

“Hablemos claro: no es rencor ni odio lo que nos guía. Es justicia y lucha contra la impunidad”. Hace dos décadas, el miércoles 24 de marzo de 2004, a 28 años del golpe de Estado que había instaurado la última dictadura cívico militar en el país, el entonces presidente Néstor Kirchner encabezó el acto que transformó el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), principal centro clandestino de detención, tortura y exterminio de la Argentina, en un lugar de preservación de la memoria colectiva del país.


La ESMA, que había sido otorgada en 1928 a la Armada argentina con fines educativos, fue restituida a partir de aquella jornada para el funcionamiento de actividades democráticas, abiertas, participativas y respetuosas de los derechos humanos, orientadas a propiciar la reparación simbólica a las víctimas del terrorismo de Estado perpetrado entre 1976 y 1983.

En aquel acto, celebrado en la puerta del predio, todavía bajo la administración de la Armada, Kirchner pidió, en nombre del Estado argentino, perdón “por haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”. Lo hizo el mismo día en que ordenó bajar, en las galerías del Colegio Militar, los cuadros de los dictadores y genocidas Jorge Videla y Reinaldo Bignone.


Néstor Kirchner Ordenó bajar los cuadros de Videla y Bignone en el Colegio Militar.
Frente a representantes de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S. y víctimas de la última cívico dictadura, Kirchner dijo que no estaba allí “en nombre de ningún partido” político, sino “como compañero”, y se refirió a la memoria de las víctimas de la represión ilegal. “Sé que desde el cielo, de algún lado, nos están viendo y mirando; sé que se acordarán de aquellos tiempos; sé que por ahí no estuvimos a la altura de la historia, pero seguimos luchando”.

”Queremos que haya justicia, una recuperación fortísima de la memoria y que en esta Argentina se vuelvan a recordar, recuperar y tomar como ejemplo a aquellos que fueron capaces de dar todo por sus valores”.

Néstor Kirchner
Y agregó:.”Queremos que haya justicia, una recuperación fortísima de la memoria y que en esta Argentina se vuelvan a recordar, recuperar y tomar como ejemplo a aquellos que fueron capaces de dar todo por sus valores. Una generación que ha dejado un ejemplo, un sendero, su vida, sus madres, sus abuelas y sus hijos”.


Días antes, el 19 de marzo de 2004, Kirchner había recorrido varios de los edificios que conformaban la ESMA junto a la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner y a un grupo de sobrevivientes del centro clandestino de detención que había funcionado en ese lugar. Fue una visita privada, a puertas cerradas para la prensa.

“Ese día vivimos cosas muy fuertes. Otra de ellas fue que entramos al predio por el mismo lugar por donde nos metían los represores”.

Ana Testa
“Cuando entré, me largué a llorar. Una compañera me dijo: ‘Yo estaba al lado de tu cucha. Cuando te trajeron, te agarré del brazo’. Ese día vivimos cosas muy fuertes. Otra de ellas fue que entramos al predio por el mismo lugar por donde nos metían los represores”, recordó Ana Testa, quien fue secuestrada y detenida ilegalmente en 1979, en declaraciones a la radio AM 750.


Lila Pastoriza, sobreviviente del centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada, donde estuvo secuestrada 1977 y 1978, rememoró que ese día caminó tomada de la mano con otras compañeras hacia la puerta del edificio conocido como “Cuatro columnas”, donde las y los esperaban varias autoridades del Ejecutivo nacional y también el entonces jefe de Gobierno porteño, Anibal Ibarra, quien junto a Kirchner firmó la cesión del predio para el futuro espacio de la memoria.

“Caminábamos por la misma calzada usada antes por los coches camuflados en los que nos llevaban secuestrados (…) ¿Es esto posible? ¿No estaré soñando? Me lo pregunté de repente cuando caminábamos junto al Presidente”.

Lila Pastoriza
Pastoriza recordó aquella jornada en una nota publicada por la revista “Haroldo”, que publica el Centro Cultural Haroldo Conti, que funciona en el Espacio de la Memoria. “Salimos caminando hacia el ex Casino de Oficiales, el edificio del Grupo de Tareas, donde estuvimos recluidos. La emoción nos desbordaba. Algunxs compañerxs hacían la V de la victoria, otrxs miraban hacia adelante. Caminábamos por la misma calzada usada antes por los coches camuflados en los que nos llevaban secuestrados (…) ¿Es esto posible? ¿No estaré soñando? Me lo pregunté de repente cuando caminábamos junto al Presidente”. Las y los sobrevivientes también recorrieron, entre otros lugares, el sótano, “donde un compañero vio cómo bajaban el cuerpo de Rodolfo Walsh”, comentó Pastoriza.

El impacto más fuerte lo vivieron en las zonas “Capucha” y “Capuchita”, donde habían estado recluidas y recluidos en condiciones infrahumanas, arrojados sobre colchones manchados de sangre y transpiración, apenas separados unos de otros por centímetros, con los ojos tapados y los pies atrapados por grilletes. Allí se recuperaban o agonizaban tras las sesiones de torturas a las que eran sometidos.

En septiembre pasado, el Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) aprobó la inclusión del Museo Sitio de Memoria ESMA en la Lista del Patrimonio Mundial.

Muchos de las y los sobrevivientes que caminaron por los salones y las calles del predio de la ESMA lo hicieron por primera vez desde los días en cautiverio. Encontraron varios cambios en la estructura de los edificios: escaleras que faltaban, pasillos bloqueados, techos más bajos. “Los sobrevivientes del ‘76 decían una cosa, los del ‘77, otra. Todos los lugares habían sido reformados”, destacó Testa.

El traspaso del lugar, con una extensión de 17 hectáreas, de manos militares a los organismos de derechos humanos se hizo en forma paulatina. Existió durante varios años una “convivencia” entre miembros de las Fuerzas Armadas y quienes conformaron de a poco el Espacio de la Memoria. En algunas zonas, trabajaron separados por una valla.

Museo Sitio de la Memoria ESMA / Foto: argentina.gob.ar
En septiembre pasado, el Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) aprobó la inclusión del Museo Sitio de Memoria ESMA en la Lista del Patrimonio Mundial. Lo hizo tras considerar que el lugar “está asociado y es representativo de la represión ilegal llevada a cabo y coordinada por las dictaduras de América Latina en los años ’70 y ’80 sobre la base de la desaparición forzada de personas”.