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Un episodio de violencia e inseguridad en el partido de La Matanza terminó de la peor manera. Thiago, un niño de apenas 7 años, falleció luego de permanecer internado con muerte cerebral tras ser alcanzado por una bala perdida durante un tiroteo entre un efectivo de la Policía Federal y un grupo de asaltantes.


Los hechos: Un robo que terminó en balacera

El incidente ocurrió mientras un oficial de la Federal, identificado como Facundo Daniel Aguilar Fajardo (21 años), esperaba el transporte público vestido de civil. En ese momento, fue abordado por cuatro malvivientes con intenciones de robo.

El efectivo reaccionó identificándose y efectuando al menos diez disparos con su arma reglamentaria. El saldo del enfrentamiento en el lugar fue:

·Un delincuente fallecido.

·Dos asaltantes heridos.

·Una bala que recorrió 200 metros hasta impactar en la cabeza de Thiago, quien esperaba el colectivo junto a su padre en otra parada.

El desgarrador testimonio de la familia

Fabián, el padre de la víctima, relató los segundos finales antes del impacto: "Cuando escuché las detonaciones intenté protegerlo tirándolo al piso, pero el proyectil ya le había dado". Según su testimonio, el niño alcanzó a pronunciar la palabra "papá" antes de perder el conocimiento. Tras ser trasladado de urgencia por un conductor particular al hospital de San Justo, el pequeño no logró sobrevivir a la gravedad de la lesión craneal.

En la puerta del nosocomio, rodeado de cámaras y junto a la madre del niño, Fabián exigió justicia: "Esto se tiene que pagar como corresponde. No quiero que esto le pase a nadie más".

Situación judicial y sospechas de encubrimiento

La justicia ha tomado medidas inmediatas sobre el accionar del policía de 21 años:

1.Detención: Aguilar Fajardo se encuentra bajo custodia policial.

2.Carátula: El fiscal Diego Rulli imputó al efectivo bajo la figura de "exceso en la legítima defensa", considerando que la respuesta armada sobrepasó los límites necesarios para repeler el robo.

3.Irregularidades en la escena: Un dato que preocupa a los investigadores es que la Policía Científica no halló vainas servidas en el lugar de los disparos. Los peritos sospechan que la escena fue alterada deliberadamente para entorpecer la recolección de pruebas y proteger al uniformado o desviar la investigación.