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Tres encapuchados ingresaron en una vivienda de Lisandro de la Torre 4600 durante la madrugada del lunes. La niña de 13 años y su cuidadora fueron atadas; los ladrones se llevaron dinero y amenazaron con regresar.

Una familia del barrio Santa Rosa de Lima, en la ciudad [asumo que es Santa Fe, dado que se menciona AIRE], vivió momentos de terror durante la madrugada de este lunes, al ser víctima de una violenta entradera. Tres delincuentes con el rostro cubierto ingresaron a una vivienda cerca de las 3:00, mientras un cuarto cómplice aguardaba en un vehículo en las inmediaciones.

La irrupción fue extremadamente violenta: los asaltantes inmovilizaron a una niña de 13 años y a su cuidadora, atándolas de pies y manos. Además, golpearon a un familiar de la menor que se encontraba en el lugar.
Investigación previa y botín buscado

El padre de la niña y dueño de la casa, quien se encontraba de viaje en Buenos Aires al momento del asalto, se comunicó con un medio local para relatar los hechos y la angustia que atraviesa su familia. Según su testimonio, los ladrones habrían estado realizando tareas de "inteligencia" en la zona durante la última semana y media. "Había un Gol Trend polarizado a media cuadra de mi casa, pero nunca pensé que éramos el objetivo", lamentó.

El hombre confirmó que los atacantes, además de atar a su hija y a la cuidadora, golpearon con un arma en la cabeza a su hermano. También atacaron a sus sobrinos y causaron destrozos en la propiedad. El botín que buscaban era dinero en efectivo u oro.

"Yo tenía un dinero ahorrado para la refacción del baño. Lo tenía guardado en una caja para pagar al albañil; eso fue lo que se llevaron", explicó el dueño de casa. El entrevistado detalló que los malvivientes dejaron de lado objetos de valor como los teléfonos celulares de las víctimas, pero lanzaron una escalofriante advertencia: dijeron que volverían por las motocicletas de la familia.

El padre expresó su conmoción ante lo sucedido, indicando que siente una "desesperación y angustia" inmensurable por lo que tuvo que pasar su hija. A pesar de los planes de instalar cámaras y alarmas, el hombre reflexionó sobre la dificultad de dejar el barrio: "Es difícil pensar en irnos por un sentido de pertenencia", concluyó.