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Dos policías de La Rioja fueron demorados acusados de integrar una organización de prestamistas que retenía las tarjetas de débito de sus clientes y realizaban maniobras fraudulentas.

Los efectivos detenidos, prestaban servicio la localidad riojana de Catuna. Están acusados de encabezar una red de estafas que involucra miles de tarjetas de débito y millones de pesos en efectivo. Incautaron 30 millones de pesos en efectivo.

El jefe de policía, Alberto Castillo, confirmó en diálogo con La Red que la investigación se inició el año pasado tras la denuncia de una damnificada. “Se realizaron cinco allanamientos y hay dos personas detenidas, ambas son funcionarios policiales que estaban suspendidos administrativamente desde hace más de 30 días”, informó el jefe policial.

En los 5 procedimientos ordenados por la justicia, se hallaron más de mil tarjetas de débito con sus respectivas claves y titulares, varios millones de pesos en efectivo, teléfonos celulares y pagarés pertenecientes a múltiples personas damnificadas.

La hipótesis principal de la investigación indica que los policías detenidos actuaban como prestamistas irregulares, reteniendo las tarjetas de débito de sus “clientes” y utilizando sus fondos de manera fraudulenta. “Supuestamente esa sería la maniobra que estaban realizando, pero la investigación sigue en curso y llevamos varios meses trabajando en el caso”, explicó Castillo.

Las autoridades también investigan el rol de las personas afectadas y los motivos por los cuales entregaban sus tarjetas y claves a los acusados.

Para cobrar las cuotas de los préstamos, retenían las tarjetas de débitos con sus claves correspondientes y extraían la totalidad del dinero de las cuentas sueldos.

El comisario de División de Investigaciones de la policía, comisario Roque Alaniz, explicó a Radio La Red, que realizaron distintos allanamientos en Catuna ordenados por el juez de Instrucción de Chamical, Nahuel Arnaldo Contreras Agüero y secuestraron en un domicilio la suma de 32 millones de pesos, 800 dólares, mil tarjetas débito con sus claves y pagares. En otro domicilio, 5 millones de pesos y un arma de fuego y también 7 vehículos, de alta gama, entre autos y camionetas.

"El hecho está caratulado bajo el delito de defraudación; y la mayoría son empleados públicos", afirmó Alaniz al tiempo que explicó que "esta persona cedía al dinero, pedía la tarjeta y el código de extracción, retiraba toda la plata y se apropiaba de toda la plata. Retenía la totalidad del dinero y luego la entregaba cuando podía. La gente era rehén".

Agregó que operaba en cajeros automáticos y tiene elementos de prueba suficientes.