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Rosana López, una joven en estado de vulnerabilidad socioeconómica, accedió a cumplir el rol de “mula” e ingirió 74 cápsulas de cocaína para que se concrete una operatoria de narcotráfico entre las provincias de Salta y Chaco. Murió, al sufrir una descompensación y la mujer que la instigó al delito, junto a un cómplice, abandonó su cuerpo a un costado de una ruta.
Por este hecho, el Tribunal Oral Federal Nro. 2 de Salta, condenó a Jesica Nahir Figueroa a 10 años de prisión por los delitos de transporte de estupefaciente, uno de los cuales derivó en el fallecimiento de Rosana López, ocurrida el 20 de junio de 2022.
Para la acusación, Figueroa, quien cumplía el rol de “acompañante”, tenía una “posición de garante de la droga, no del bienestar de la víctima”.
Más allá de la oscura trama de este episodio, al formular su alegato, el fiscal general Eduardo Villalba, sostuvo que este caso representa “la crónica de una muerte anunciada” de esas las mujeres vulnerables que se someten al tráfico de drogas, mediante la modalidad de ingesta de cápsulas, vulgarmente denominadas “mulas”.
“Traemos una triste historia, la de una mujer que vivió como no debía y, peor aún, murió como tampoco debía”, sostuvo el fiscal Villalba, tanto en el inicio del juicio, como en el alegato.
El recorrido hasta la condena
De acuerdo a lo indicado por el sitio fiscales.gob.ar, el 6 de julio de 2022, luego de que se descubriera que la víctima tenía en su estómago e intestinos 74 cápsulas de cocaína y que la muerte se produjo por el estallido de una de ellas, se conformó un equipo entre la Procuraduría de Narcocriminalida (PROCUNAR) del Noroeste Argentino y la Unidad de Femicidios del Ministerio Público Fiscal de Salta para investigar conjuntamente los delitos de tráfico y homicidio.
Entonces, la causa fue remitida al fuero federal, donde se acusó a Angel Gutiérrez (absuelto en el fallo) como quien había llegado en su remis a la terminal de ómnibus, para retirarse junto a Figueroa y con la víctima, un día antes de su muerte, además de ser quien trasladó el cadáver en su auto, para “descartarlo”.
Rosana López ingirió 74 cápsulas de cocaína con un peso estimado de 749 gramos en su domicilio antes de abordar un micro para dirigirse a Sáenz Peña, en la provincia de Chaco. Una de las cápsulas se rompió, causándole la muerte.
Mientras Jésica Figueroa, que estuvo prófuga hasta agosto de 2023 en esta causa, resultó condenada a 10 años de prisión por “transporte de estupefaciente”, teniendo en cuenta sus antecedentes por este tipo de delitos, aunque aplicando una pena menor a la requerida por la Fiscalía, que se pronunció por 14 años de cárcel.
Tal lo acreditado en el debate, todo comenzó el 19 de junio de 2022, cuando Rosana López ingirió 74 cápsulas de cocaína con un peso estimado de 749 gramos en su domicilio antes de abordar un micro para dirigirse a Sáenz Peña, en la provincia de Chaco.
La joven iba junto a Jésica Figueroa, quien cumplía el rol de “acompañante”, aunque para la acusación tenía una “posición de garante de la droga, no del bienestar de la víctima”.
“No era la primera vez que hacían ese viaje, sino que la mecánica se había repetido en otras ocasiones”, se detalló, aunque en este caso, durante el trayecto “una de las cápsulas se rompió”.
Los hechos
La joven se descompensó, decidió ponerse un suero apenas llegaron a Metán y bajaron del ómnibus. Luego de regresar a Salta, hizo contacto con Figueroa, quien llamó a Gutiérrez, su remisero de confianza, para que fuera hasta General Güemes, a fin de trasladarla a la capital provincial.
Tras encontrarse en la terminal, ambas mujeres fueron hasta la casa de Figueroa en la zona del centro de la capital salteña. “A poco de llegar, Figueroa mandó a buscar a Mariela Ramos, una amiga que siempre la asistía en las urgencias, cuyas maniobras (entre ellos la ingesta de sopa) no surtieron el efecto buscado de que López evacuara las cápsulas de droga”, se precisó.
Luego de deshacerse del cadáver de Rosana López, Figueroa se dirigió en el remis conducido por Angel Gutiérrez a la terminal de ómnibus para nuevamente darse a la fuga, en este caso hacia Salvador Mazza, donde pudo ser detenida y localizada luego de más de un año de mantenerse prófuga.
Ya en la madrugada del 20 de junio de ese año, la joven “mula” murió y fue allí, que se decidió llevar el cuerpo sin vida hasta un descampado en la ruta 26, donde lo dejaron abandonado, donde un día después, fue hallado por un trabajador rural.
Siempre según la acusación, luego de deshacerse del cadáver de Rosana López, Jésica Figueroa se dirigió en el remis conducido por Angel Gutiérrez a la terminal de ómnibus para nuevamente darse a la fuga, en este caso hacia Salvador Mazza, donde pudo ser detenida y localizada luego de más de un año de mantenerse prófuga.