A un mes de la partida de mi esposo, Héctor Quesada, quiero agradecer eternamente a la Clínica San Agustín, a su dueño, a los médicos, en especial al Dr. Otto, a las enfermeras, a las mucamas (que fueron ángeles protectores), quienes me contuvieron en todo momento durante los 3 meses y 5 días que estuvimos allí por la enfermedad de mi esposo.
También quiero agradecer a amigos, amigas, conocidos, conocidas, familiares que nos acompañaron y nos contuvieron a pesar de la distancia y estuvieron firmes con nosotros.
Un saludo especial para Mirta Sinner, que fue el nexo para que Héctor pudiera ser internado en Neuquén, ya que deambulamos por muchos lados y no lo internaban porque no había camas, no había esto, no había el otro. Y quiero agradecer eternamente a todos los que estuvieron a nuestro lado.
Es triste, la lucha la perdimos, pero Héctor descansa en Paz.
Por siempre en mi corazón, esposo querido.
Claudia Conde