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En realidad, la cartelería de calle no tiene otra utilidad más que poder orientar. En pocas palabras, la diferencia es si se hace bien, o no.

Hay dos casos puntuales: Miguel Bennasar firmó el acta fundacional de la ciudad con doble ene y ese. Sin embargo, en las esquinas de la ciudad de Cutral Co aparece con una sola ene y zeta.

Este medio publicó hace más de 18 años el error (por más que no lo corrijan sigue siendo un error) y en los nuevos carteles siguen insistiendo con el apellido mal escrito sin solución de continuidad.

Ocurre lo mismo con la calle Hipólito Yrigoyen que, en toda su extensión, aparece como "Irigoyen".

También se marcó ese error hace unos cuántos años y ocurrió lo mismo: en la cartelería que se agregó se mantiene el error.

Es un tema que, quizás no es de vital importancia, pero muestra una actitud insensata de perseverar en el error.

Ya que estamos: ponerle el nombre de alguien a una calle es una forma de homenajearlo. Lo mínimo es que el homenaje a lo que sea que haya hecho, sea con el nombre escrito de manera correcta.

En definitiva, no cuesta más hacer las cosas bien que hacerlas mal.