La inspectora municipal agredida en Corrientes y Angeleri de Cutral Co, es una trabajadora que cobra, como mucho, 250 mil pesos mensuales. Podría no importar, asumir que el problema es de ella por tener ese trabajo y no otro, pero ya sabemos que cuando no hay controles de tránsito todo es un lío y un problema. Por eso es importante que haya.
Para terminar de comprender la situación: esa trabajadora precarizada y subsidiada de la comuna, presta un servicio que, si no se hiciera, todos lo pediríamos... es más, rogaríamos porque hubiera.
Y esa joven, como otros, lo hace sin derecho a jubilación, sin obra social, con descuento si llega tarde o falta y por una tarea que le genera un ingreso que está un 40% por debajo de la línea de indigencia. Ya no de pobreza... de indigencia.
En esas condiciones va a la trinchera de la calle, que es el Control Urbano y, en particular, en el rol de agente de tránsito. Con la única expectativa de que algún día le hagan un contrato…
Obviamente a nadie le gusta que le hagan una multa. Mucho menos cuando son caras y la realidad económica golpea el bolsillo de todos. Pero de ahí, a castigar al más débil, a aquel que solo busca ganarse el pan por un ingreso entre bajo y bajísimo, que no tiene derecho a defensa, ni tampoco gremio, que está en evidente desventaja... que no va a poder defenderse a riesgo de perder el trabajo y ese pequeño ingreso con el que subsiste...
Parece como boxear con alguien con las manos atadas y los ojos vendados.