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La situación económica de los hogares argentinos se agrava, reflejando un aumento constante en la morosidad de los préstamos a personas físicas. Según informes de ADEBA y el Banco Central, la mora en financiaciones a familias alcanzó el 2,9% en febrero (con un aumento interanual de 0,3 puntos), mientras que en tarjetas de crédito tocó un máximo de tres años (2,8% en marzo) y en préstamos personales superó el 4%, su récord en nueve meses.

La principal alarma la enciende un estudio del IETSE: el 58% de las deudas con tarjeta de crédito se origina en la compra de alimentos, un dato que subraya cómo el crédito se ha convertido en una herramienta de subsistencia ante la pérdida de poder adquisitivo.

Radiografía del sobreendeudamiento: Más deudas, menos ingresos

La acumulación de pasivos es especialmente visible en hogares de ingresos medios y bajos. El IETSE revela que el 15% de los hogares contrajo nuevas deudas en 2025, y un 12% ya arrastraba compromisos de años anteriores, lo que indica un ciclo de endeudamiento constante. A esto se suma que el 56% de los hogares destina entre el 40% y el 60% o más de sus ingresos mensuales al pago de deudas, un salto preocupante frente al año anterior.

La fragmentación de la deuda también crece: el 12% de los hogares acumuló más de tres deudas, un aumento de 4 puntos respecto a 2024, lo que muestra una creciente dependencia de múltiples fuentes de financiamiento para llegar a fin de mes.

Tasas exorbitantes: El costo de endeudarse en Argentina

Uno de los principales problemas es el exorbitante costo del crédito. Un préstamo personal en un banco público puede tener un Costo Financiero Total Efectivo Anual (CFTEA) de hasta 160% para no clientes, mientras que en uno privado roza el 199%, muy por encima de la inflación actual. Esta situación persiste a pesar de la política monetaria orientada a bajar las tasas de referencia, lo que sugiere una falta de traslado de ese alivio hacia los hogares.

Esta presión financiera se traduce en una contracción del consumo, especialmente en los hogares de ingresos medios. Mientras que solo el 5% de las categorías de consumo crecieron en los hogares más vulnerables, este porcentaje se disparó al 79% en los niveles socioeconómicos medios y altos, marcando una clara segmentación en el mercado.

La trampa de las refinanciaciones y los "costos ocultos"

Más allá de los préstamos tradicionales, el informe advierte sobre los altos costos de refinanciar saldos impagos en tarjetas de crédito, donde las tasas punitorias pueden superar el 100% de CFTEA, generando una "bola de nieve" de intereses. El descubierto (ya sea por exceder límites de tarjeta o en cuentas corrientes) y los adelantos de sueldo también representan trampas de endeudamiento, con tasas que pueden superar el 40% de TEA y el 200% de CFTEA, respectivamente, dependiendo de la entidad.

Consumo a la baja y perspectivas inciertas

Frente a este escenario, los datos de First Capital Group confirman un ajuste en los hábitos de consumo. Si bien las operaciones con tarjeta en pesos crecieron un 3,4% nominal mensual en mayo, en términos reales (descontada la inflación) el aumento fue de apenas 1,6% mensual y 70,1% interanual, con señales de desaceleración.

Según Guillermo Barbero, socio de First Capital Group, los saldos de financiamiento con plástico parecen haber "alcanzado un límite", y se espera que el impulso del consumo dependa de nuevos programas de ventas en cuotas del sector privado, ya que los planes oficiales como "Cuota Simple" están finalizando.

Las entidades financieras justifican las altas tasas en el "costo-beneficio" y la prima de riesgo, lo que en la práctica significa que el crédito sigue siendo más accesible para empresas que para personas físicas. En este contexto de morosidad creciente y financiamiento encarecido, la recuperación sostenida de la actividad económica aún se ve condicionada.