El equipo inglés, dirigido por Maresca, tuvo un arranque arrollador, apostando por una presión alta que le permitió dominar el encuentro. Palmer fue la figura excluyente, primero con un remate que rozó el palo y luego con dos definiciones calcadas desde la puerta del área, inatajables para Donnarumma, sellando su doblete con su característica celebración.

El golpe de gracia antes del descanso lo propinó João Pedro, el héroe de la semifinal ante Fluminense, con una exquisita definición. Tras una asistencia perfecta de Palmer, el brasileño la picó con mucha clase para poner el 3-0, cerrando un primer tiempo redondo para el Chelsea y sorprendiendo a propios y extraños.

En el complemento, el PSG salió decidido a buscar el descuento, pero se encontró con una muralla en el arco rival: Robert Sánchez, quien ya había mostrado grandes reflejos en la primera mitad.

El espectáculo no solo estuvo en el campo de juego. El entretiempo de la final contó con un show musical que incluyó a artistas de renombre como J Balvin, Doja Cat, Coldplay y Emmanuel Kelly, demostrando la apuesta de la FIFA por integrar este tipo de espectáculos, más habituales en el deporte estadounidense.

La tarde neoyorquina culminó con la expulsión de João Neves en el PSG por un tironeo de pelo a Marc Cucurella, coronando una jornada para el olvido para los dirigidos por Luis Enrique. Los parisinos resintieron la ausencia de Pacho (suspendido) y la falta de respuestas de figuras como Vitinha y Dembélé. Incluso, el propio Luis Enrique protagonizó un momento de tensión al empujar a João Pedro. Finalmente, el Chelsea cerró el partido y se alzó como el primer campeón del Mundial de Clubes.