Por: DB (escritora local - Cuento Corto- Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)
Corina sorbía un mate a medio lavarse a causa de que su tía, una mujer muy añosa, tenía la maña de revolver la bombilla antes de devolvérselo quizás a causa de un temblor que le invadía la mano con la que se valía para llevarse el mate a la boca. Mientras tanto la cara se les iluminó con las luces del aparato de producción de emociones y las sorprendió un novedoso programa.
“Las Cosas Fáciles de la Vida”, el comentarista con voz de alondra comienza a nombrar las cosas fáciles, de la vida.
-¡Hay dos cosas fáciles en la vida! La tabla del uno y ser mejor persona que Fulano de Tal. El público estalla en risa y hay aplausos.
Cualquiera puede ser mejor ciudadano que Fulano de Tal- siguió el conductor- pero también en su favor ¡a Fulano no le importa el dinero! ¡Él tiene suficiente! Fulano saludó al público tímidamente y con una risa un tanto idiota. Fulano no es corrupto.
Es más, este perro es mejor ciudadano que Fulano de Tal, pero… ¿lo sabían? Él ama a los perros. Hace psicodrama y espiritismo para comunicarse con las almas de sus perros fallecidos. Fulano asiente con la cabeza un poco hacia el costado y acaricia a uno de sus canes que ha llevado al programa.
¡Miren! ¡Miren como Fulano de Tal se peina! Fulano explica que quiere saberse distinto en su individualidad frente a los otros, los corruptos.
Fulano toma el micrófono de las manos del conductor en la máquina de producción de emociones. Lo ha hecho propio.
Continua el presentador: ¡Fulano de Tal! ¡Sí Señores! ¡Miren como nos grita sus ideas! ¡Pura convicción! Fulano es DIS-RUP-TI-VO.
Con voz gravosa y seria, el conductor anuncia que Fulano ama a los perros, al orden, lo metódico, la superioridad estética de su pelo, él es frugal, y divertido. Pero él, que piensa en todos nosotros cuando grita, para él, para Fulano, hay sólo una cosa que odia. A los zurdos de miérda.
-¡Este País debe cambiarse totalmente! ¡No funciona! ¡Los políticos son chorros! ¡Dinamitemos todo con nuestro enojo! - dijo Fulano mirando directo a la cámara, y culminó con: -Les prometo, será muy fácil…
Un día la gente que veía Las Cosas Fáciles de la Vida, el Pueblo, salió a la calle a pedir por sus opresores porque Fulano de Tal se los propuso, y Fulano de Tal representa a Corina, a usted quizá, y posiblemente a su enojo, Fulano de Tal es cercano, Fulano de Tal es distinto, Fulano de Tal es inofensivo… bajo esas luces y pantalla de por medio.
Y porque Fulano es disruptivo, inofensivo, y odia las mismas cosas que yo odio, no cuestionaré cuando Fulano proponga cosas peligrosas. Fulano quiere recuperar los valores y nos trae libertad.
Alguna vez la tía de Corina ha dejado caer un comentario al pasar, mientras bate el mate antes de pasarlo, sobre que las peores cosas se han hecho en el mundo en nombre de valores, que son abstracciones que no se pueden medir, guerras en nombre de Dios, en nombre de la superioridad, y de la Libertad, esta última palabra, libertad, le remite a sus años mozos cuando escuchó por primera vez Revolución Libertadora. Y lo que vino no fue lindo, ni se sintió libre por más que le metieran a bombazos la libertad y el patriotismo. También le quiso contar, que se ha utilizado en Argentina tantas veces la “Libertad” y que sospecha que cada vez que vienen con eso, en realidad vienen por ella.
-Tía, dejá de revolver el mate- respondía Corina con ignorancia deliberada. Y otra vez comienza el programa dentro del aparato de producción de emociones.
Esta vez, Fulano de Tal, se encontraba sentado en una silla de un espaldar ancho de cuero y tachuelas al tono, bien maquillado para que no brille su rostro, había dejado atrás el peinado alocado, y ahora está acicalado a la gomina llevando su pelo hacia atrás rigurosamente, con unos lentes grandes con marco negro y se había dejado el bigote y también las patillas. Esa silla, que detrás tiene una bandera argentina protocolar, que está frente a un gran escritorio de madera maciza, que está dentro de una de las Oficinas más importantes que puede haber en la Nación, esa es la silla de Irigoyen, de Frondizi, de Perón, de Néstor y de Cristina, es la misma, también en dónde se han sentado otros tantos que no han sido puestos ahí por el voto, Videla a modo de nombrar por repulsión, pero esta vez, un Fulano de Tal se había sentado ahí porque lo han votado, pero, ojo, él no es ningún político. Ojo.
-Argentina es ese País que debe borrar los últimos 70 años- ha sentenciado Fulano para comenzar su discurso.
-Argentina, ese País donde el tiempo fluctúa, fácilmente viajamos al pasado y pocas veces avanzamos-recriminó la Tía a la pantalla, mientras revolvía el mate en automático.
¡Corina, he intentado lavar el mate para que te alejes de la pantalla durante todo este tiempo!- Siguió hablando- Debimos apagar la máquina, cuando todavía me escuchabas, ahora ya es tarde- se lamentó.
-Ay tía, ahora nos va a empezar a ir mejor, Fulano quiere reorganizar el Estado, de eso nos está hablando-replicó desgastada Corina a su tía, mientras ahora sí, cambiaba la yerba del mate. Ahora sí, se había alejado de la máquina de producción de emociones. Le cebó un mate a su Tía.
La Tía tosió y se le aclaró la voz, quiso explicarle a Corina de que venía realmente eso del proceso de reorganización nacional y que no pasó tanto tiempo como para habernos olvidado. Sintió que sus años se iban agolpando unos sobre otros como una compaginación de imágenes mientras entendía cada vez más todo: Corina no la escucharía y su mano temblaría sólo una última vez antes de sostener con fuerza la infusión nacional. Había recuperado la fuerza en sus manos.
El conductor del programa, y de los destinos de la Nación, avanzó: - La Libertad necesita de un esfuerzo muy grande de todos ustedes, Fulano de Tal se los pide con gran resignación- habló de sí en tercera persona del singular, dirigiéndose al pronombre de tercera persona del plural.
Mientras el no-político sentado en la silla presidencial hablaba sobre las políticas que iba a llevar a cabo de manera apolítica, esto es por fuera de lo institucional, Corina inmóvil frente a la máquina de emociones recibe un mensaje que anuncia su despido.
-Asi es querida sobrina, están anunciando la jornada laboral extendida y vos tendrías que haber estado en tu lugar de trabajo a estas horas de la noche- Dijo la tía mientras tomaba un sorbo largo y rápido al mate. Su mano estaba mejor y su postura también, ya no se hallaba encorvada.
Corina no apartaba su rostro para mirar a su tía ni emitió sonido alguno. Ahora ella revolvía el mate en la helada habitación a oscuras, como sonámbula, seguía frente al aparato comunicacional, pero el temblor no era como el de su tía, por la edad, era de miedo.
Agolpadas en la penumbra en ese sillón asistieron al discurso de Fulano de Tal, que les daba la bienvenida a la Nueva Argentina. Mientras más desarrollaba su discurso, más era el miedo paralizante en Corina que le echaba mirabas de indiferente frialdad a su tía. Transcurridos unos minutos, se había derogado el matrimonio igualitario, la interrupción legal del embarazo, el divorcio.
Corina asombrada de espanto vio como volvía la sortija a la mano de su tía. Esa mano que hace minutos temblaba, ahora sin arrugas la invitaba a luchar. Ya no tenían yerba y el mate se había lavado.
Fulano de Tal anunció que se prohibían las reuniones nocturnas y los que fueran encontrados reunidos serían considerados subversivos.
-Viste que te avisé, entre ellos y nosotros, hay una sola bomba de distancia para considerarnos enemigos- Su tía, ahora frente a ella con la mirada inquietante y llena de energía, la piel tersa y joven, la llamaba a refutarse: -Apaga por favor la máquina y sal a la calle antes de que…-
Tocaron la puerta con dos golpes secos y prepotentes.
Corina tembló en su ser más íntimo, no podía encontrar su documento para salir a comprar más yerba. Y también se dio cuenta que hacía frío, afuera llovía y ya no había luminarias en la calle. -no lo encuentro tía, no encuentro mi DNI-
Fulano de Tal continuaba discurriendo, no como antes lo habría hecho, con pasión y a los gritos, ahora con una profunda satisfacción y templanza, propias de quién tiene la suma del poder a-político.
-Ya no tenés DNI, porque ya no votas Corina, únicamente por eso es que tenemos documento, antes de que votáramos nadie se preocupó por identificarnos. Te lo advertí, debimos apagar antes la máquina, miráme, ahora soy joven y hermosa de nuevo, pero no somos parecidas, porque yo tengo ganas de salir a la calle y pegarle un tiro a Fulano mientras que vos te quedas frente a la máquina, congelada e indiferente, como si esto que me pasa a mí no te estuviera pasando a vos-
Afuera el silencio dio paso a las bombas, a las botas, los fusilamientos, los gritos, mientras a la tía se le marcaban moretones en el rostro, le sangraba la nariz, se les rasgaban las ropas y le sangraba el útero que habría quedado inútil en los setentas.
Corina vió sin intervenir como su tía se retorcía en el suelo, como poseída y gritaba – ¡No sé de quién me hablás! ¡Soltame! ¿Donde está mi hermano y mi cuñada? Si la tienen no hagan daño a mi sobrina, haré lo que me pidan pero aunque sea devuélvanmela a ella-
El plan perfecto de Fulano de Tal estaba siguiendo su curso, Argentina estaba regresando setenta años hacia atrás y esta vez, en serio.
La tía se incorporó y vió junto a sí una niña pequeña a la que tomó en sus brazos, la bebé Corina, lloró asustada por las bombas y el desorden exterior, gritos, corridas, gente clamando piedad, golpes lejos, golpes que se acercan cada vez más. La sostuvo contra su pecho torturado mientras los pasos se anunciaron cada vez más fuertes, cada vez más cerca, dos golpes fuertes a la puerta.
La tía sostenía a su sobrina y la arrullaba para que nadie las oyera mientras espiaba el panorama exterior a través de la celosía de madera, la máquina se apagó y todo estuvo a oscuras.
El clamor popular cedió paso al más abominable silencio nocturno, sólo se oyó un grito ahogado y aspirado de la tía mientras derribaron la puerta y entraron. Y todo fue como antes.