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Un reciente relevamiento del Instituto de Economía (INECO) de la UADE ha cuantificado el impacto económico que representa el descanso estival para los hogares argentinos. Según el informe, una familia promedio requiere un presupuesto estimado de $3.880.488 para cubrir una estadía de 15 días durante la segunda mitad de enero, lo que equivale a comprometer 2,38 salarios medios del sector formal.

Estabilidad en el poder de compra turístico

A pesar de la magnitud nominal de las cifras, el estudio arroja un dato alentador respecto a la capacidad de consumo: la relación entre los precios turísticos y los ingresos familiares se mantuvo estable entre 2025 y 2026. Esta paridad sugiere que, aunque los costos nominales subieron, el poder adquisitivo destinado al ocio no sufrió una erosión significativa en términos relativos durante el último año.

La brecha entre destinos: Del lujo local a la salida al exterior

El análisis destaca disparidades extremas según la elección del destino, dividiendo el mercado en tres grandes escalafones:

·Turismo Internacional: Viajar fuera de las fronteras nacionales demanda, en promedio, más de $10 millones (aproximadamente 6 salarios medios). No obstante, el informe advierte que ciertos destinos externos han ganado competitividad frente a plazas exclusivas locales.

·Destinos Premium Nacionales: Localidades de la Costa Atlántica como Cariló superan incluso el promedio de un viaje al exterior, con presupuestos que escalan por encima de los $10,6 millones. En una línea similar, aunque con matices, se ubican Pinamar y Mar de las Pampas.

·Opciones Alternativas: El resto del mapa nacional presenta una variabilidad que permite a las familias ajustar el presupuesto mediante la planificación anticipada o la elección de plazas menos masivas.

Comportamiento del viajero

El escenario actual obliga a una reconfiguración de los hábitos de consumo. La "estabilidad" detectada por la UADE convive con una necesidad creciente de estrategias de ahorro, donde la selección de modalidades de alojamiento alternativas y la búsqueda de destinos con menor presión estacional se vuelven claves para sostener el hábito del descanso anual frente a los picos de precios de la temporada alta.