Tras concluir su calendario 2025 en la máxima categoría del automovilismo mundial, Franco Colapinto decidió despojarse del mameluco de Alpine para sumergirse en una rutina puramente bonaerense. El joven pilarense, figura central de la Fórmula 1 actual, fue captado en situaciones que reflejan un marcado contraste con el lujo de los circuitos internacionales.
Una agenda entre amigos y deporte
Sus primeros días en suelo argentino estuvieron marcados por la intensidad: se lo vio en el concierto de la banda Airbag, compartiendo una jornada de pádel con Carlos Tevez y cenando con el productor Bizarrap. Sin embargo, la mayor repercusión no surgió de estos eventos mediáticos, sino de su paso por la tranquilidad de un pueblo del interior.
El fenómeno viral: asado y cotidianeidad
La localidad de San Andrés de Giles fue el escenario donde Colapinto mostró su faceta más auténtica. Acompañado por su padre, Aníbal, el piloto fue visto en un supermercado local como un vecino más. Las imágenes que inundaron las plataformas digitales destacan detalles que sus seguidores celebraron con entusiasmo:
·El look: Lejos de las marcas de diseño, el piloto eligió alpargatas para recorrer el establecimiento.
·La compra: Fue fotografiado frente al mostrador de la carnicería seleccionando cortes para el asado y cargando un envase de leche chocolatada, un gesto que sus fans interpretaron como un guiño a su espontaneidad.
Sencillez en tiempos de fama
La viralización de estas fotos no solo subraya la popularidad de Colapinto, sino también su intención de mantener intactas las raíces. En un deporte donde la exposición es máxima y el entorno suele ser hermético, la imagen del piloto de Fórmula 1 eligiendo su propia comida en un pueblo bonaerense refuerza el vínculo emocional con su público argentino, que valora la sencillez por encima del éxito profesional.
