Regalar esta prenda entre Navidad y Año Nuevo es una de las tradiciones más populares del país. Simbolismo, complicidad femenina y el deseo de atraer amor y armonía para el 2026.
Entre los regalos debajo del árbol de Navidad, hay uno que rara vez falta en los hogares argentinos: la bombacha rosada. Lo que para algunos es una simple prenda, para miles de mujeres representa un ritual cargado de simbolismo que busca atraer buena fortuna, alegría y amor de cara al ciclo que comienza.
La tradición es estricta en sus "reglas": la prenda debe ser regalada el 25 de diciembre y estrenada la noche del 31. Pero hay un detalle fundamental que sostiene el mito: no puede ser comprada por la propia usuaria. El gesto debe nacer de otra persona, generalmente de mujer a mujer, reforzando un vínculo de complicidad y afecto entre madres, hijas, abuelas y amigas.
¿Por qué el rosa y no el rojo?
A diferencia de otros países donde el rojo es el protagonista por su vinculación con la pasión desenfrenada, en Argentina el rosa es el color elegido para "abrir el año". Según los especialistas en simbología, este tono representa:
Amor sincero y dulzura: Un enfoque más ligado al afecto duradero y la armonía.
Bienestar emocional: El deseo de transitar los próximos meses con equilibrio y paz.
Alegría: Un augurio de momentos felices y relaciones sanas.
Un clásico que impulsa las ventas
Como cada diciembre, el sector de lencería vive su propia "temporada alta". Los comercios de indumentaria íntima reportan un incremento masivo en la demanda de estas prendas en los días previos a la Navidad. Desde diseños clásicos de algodón hasta opciones con encaje, el color rosa domina las vidrieras, confirmando que la tradición sigue más viva que nunca a pesar del paso del tiempo y las nuevas tendencias.
Tradición heredada
Aunque no existe un registro exacto sobre el origen histórico de este rito, la costumbre se ha transmitido de generación en generación. Convive con otros clásicos de fin de año, como vestirse de blanco para la pureza o comer uvas para la abundancia, pero destaca por ser un gesto de cuidado y buenos deseos entre mujeres.
Para muchas argentinas, estrenar la prenda rosada es, más allá de la superstición, una forma divertida y simbólica de cerrar una etapa y proyectar un 2026 lleno de amor y buenas energías.
