Dos años después del inicio de la ofensiva israelí, la tragedia en la Franja de Gaza supera la capacidad de asimilación. Las imágenes de destrucción total y el desplazamiento forzado de casi toda la población son apenas el reflejo de un desastre humano sin precedentes. Mientras la población palestina lucha por sobrevivir a diario entre ataques incesantes y condiciones infrahumanas, los analistas y académicos advierten que la dimensión real de la matanza está aún oculta.
El Ministerio de Salud de Gaza reporta más de 67.000 muertos (incluyendo más de 18.000 menores) y 170.000 heridos. Sin embargo, estas cifras son consideradas una "estimación muy conservadora". Fathi Nimer, analista de Al-Shabaka, predice que el número real de víctimas mortales, incluyendo los miles de desaparecidos bajo los escombros, superará los "varios cientos de miles" cuando el conflicto cese y los investigadores puedan acceder al terreno.
Estudios Independientes y la Admisión Israelí
Esta proyección es sustentada por estudios académicos independientes. Investigaciones de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y de la Universidad de Yale sugieren que las muertes directas relacionadas con la ofensiva podrían ser un 40% más altas que lo reportado por las autoridades gazatíes. Un equipo liderado por Michael Spagat coincidió en ese porcentaje y, por primera vez, estimó cerca de 9.000 muertes indirectas causadas por la invasión.
Curiosamente, esta cifra de víctimas coincide con la de la cúpula militar israelí: el exjefe del Ejército, Herzi Halevi, admitió en septiembre que "más de 200.000 personas" han sido asesinadas o heridas, una cifra equivalente a uno de cada diez habitantes del enclave, y que refrenda indirectamente la fiabilidad de los reportes del Ministerio de Salud.
El Hambre como Arma y el Bloqueo de la Ayuda
Al margen de los bombardeos, el bloqueo impuesto por Israel ha convertido la hambruna en otro factor de fatalidad masiva. Desde mediados de julio, más de 450 palestinos han muerto por inanición, incluyendo 151 niños. La ONU ha declarado oficialmente la hambruna para más de medio millón de personas en Ciudad de Gaza.
A pesar de la apertura limitada y militarizada de rutas de ayuda, la situación es crítica: más de dos millones de palestinos sufren inseguridad alimentaria crítica o aguda. Además, los centros de reparto son zonas de alto riesgo, con casi 2.600 solicitantes de ayuda asesinados por fuego israelí. Las restricciones también impactan en el refugio, ya que el 82% del enclave está bajo control militar, dejando cada vez menos espacio para los refugiados que intentan escapar de los mortíferos bombardeos en Ciudad de Gaza.