El brutal asesinato de las jóvenes Morena Verdi, Brenda Del Castillo y Lara Gutiérrez a manos de una banda de narcotraficantes ha vuelto a poner en relieve la profunda crisis social y el abandono que sufren los barrios populares de Argentina.
Los Sacerdotes de Barrios Populares, herederos del Movimiento para el Tercer Mundo, denuncian que la falta de presencia estatal está siendo capitalizada por el crimen organizado. El padre Adrián Bennardis, con diez años de trabajo en Villa Soldati, resume su misión: "Nosotros elegimos vivir en las villas para intentar llegar antes que la droga, la violencia y las armas".
Las "Tres C" de la Vida contra la Crisis
El padre Bennardis contrapone la propuesta de la Iglesia a la realidad que amenaza a los jóvenes:
·"Las tres C de la vida": Capilla, colegio y club.
·"Las tres C de la muerte": Calle, cárcel y cementerio.
El trabajo de los curas —que incluye la gestión de comedores, la atención de adicciones y la promoción de la urbanización— se ha vuelto esencial en un contexto de hambre, indiferencia y desfinanciamiento de programas sociales.
La Normalización de la Violencia y la Ausencia del Estado
Para estos sacerdotes, el triple femicidio no es un evento aislado. El padre Pedro Bayá Casal, con 17 años de experiencia en villas, afirmó sin rodeos: "No nos sorprende en lo más mínimo esta violencia tan encarnizada". Asimismo, ilustró la constante amenaza que enfrentan: "Ser cura villero y no recibir amenazas es como tirarse al agua y no mojarse".
La Conferencia Episcopal Argentina advierte que el deterioro económico está empujando a muchos a la muerte, mientras que unos 300.000 jóvenes en el país necesitan asistencia urgente por consumo problemático.
El vacío dejado por la retirada de los fondos estatales está siendo llenado por el narcotráfico, generando escenas dramáticas: vecinos que reparten alimentos ante la falta de recursos, adolescentes que venden droga para saldar deudas de apuestas en línea o familias que aceptan financiación narco para eventos sociales.
Niños de Diez Años Consumiendo y la Tragedia del Narcomenudeo
El fenómeno más alarmante es la temprana edad de inicio en el consumo y la venta de drogas. El padre Leonardo Silio, coordinador de la Pastoral Nacional de Adicciones, alerta: "Niños de apenas 10 años empiezan a consumir" y, para los 14, enfrentan un "derrumbe profundo".
Las familias están desesperadas, pues muchos de estos chicos son usados como "carne de cañón" por el narcomenudeo. El padre Bennardis agrega que muchos lo ven inicialmente como una simple "changa" y terminan fatalmente "atrapados en esa lógica criminal".
Al ser consultado sobre si comprende al vecino que se convierte en narco, Bennardis reflexiona: "Comprendo que no hay trabajo, y eso complejiza todo. No lo justifico, pero tampoco soy quien para juzgar. Sí digo que los que venden son arruinadores de familias."
Cierre de Casas de Adicciones y el Sentimiento de Desprotección
La crisis se agravó con el cierre de más de 30 Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) de la Sedronar en todo el país. Estos centros, que ofrecían terapias ambulatorias y acompañamiento a adictos, han quedado sin presupuesto.
Florencia Fuertes, coordinadora del CAAC de Retiro, lamentó la anulación de convenios, que ha dejado a miles de personas sin su "primer umbral para que las personas accedan a la salud". "Cerrar estos espacios es como levantar murallas en los barrios populares; muchos jóvenes quedan sin acceso a derechos", advierte.
Para el padre Silio, la falta de fondos para talleres y espacios de contención deja a los jóvenes con más "tiempo libre" y aumenta el riesgo. "Si la parroquia no estuviera, la gente se sentiría mucho más desprotegida", asegura.
"Todo es Mercado": La Raíz del Problema
En la parroquia de Soldati, el padre Bennardis identifica el origen de todos los males: "La desigualdad y falta de trabajo que no permite sostener los sueños ni llevar el pan".
Esta realidad obliga a vivir en la "urgencia", sin capacidad de proyectar a largo plazo: "El pensamiento es ‘hoy comí, hoy tengo techo, hoy conseguí una changa, ya está’."
Finalmente, el sacerdote critica a los dirigentes de diversos sectores (políticos, empresarios, medios) por una "hipocresía de alejarse del sentir popular". Caracteriza la época actual como una donde "todo es mercado: lo que no cotiza no vale", resultando en una dirigencia más preocupada por la imagen y el dinero que por el esfuerzo o la educación.