Barbi, vivía en Neuquén capital, tenía 24 años y padecía un cuadro oncológico con el que luchaba desde hacía varios años. A través de las redes sociales, familiares y amigos compartieron mensajes que pintan el retrato de una mujer excepcional. Barbi, que peleó con todas sus fuerzas, se convirtió en un faro de inspiración. “Barbi dejó de luchar, dejó de intentar… No pudo más. Se nos adelantó, y una vez más el cáncer ganó”, lamentó una de sus allegadas, reflejando el agotamiento de una batalla incansable.
El legado de Barbi no se mide solo por su valentía, sino por el consejo que dejó en el corazón de quienes la conocieron: “Estén con sus hijos, jueguen con ellos y disfruten cada momento”. En cada mensaje de despedida, esta frase se repite como un eco de su amor incondicional por su hija y su llamado a valorar la vida.
Las muestras de cariño se multiplicaron, destacando su calidad humana y su gran corazón. “Fuiste muy valiente”, escribió su amiga Luana Anabalón, recordando sus últimas palabras: “Barbarita te amo más, amiga”. Otros mensajes resaltan el orgullo que sienten por ella, por haberlo “intentado todo” y haber peleado “como ninguna”.
En estos momentos difíciles, los abrazos se extienden a su familia, especialmente a Yesenia Quezada, quien la acompañó en cada paso de su camino. Aunque su ausencia deja un inmenso vacío, Barbi Quezada será recordada por su sonrisa, su fuerza y la lección de que, incluso en las batallas más duras, el amor y la alegría de vivir pueden ser el mayor triunfo.
