La reciente tragedia en Villa Devoto, donde cuatro adultos y una niña perdieron la vida por inhalación de monóxido de carbono, subraya la crítica importancia de mantener una adecuada ventilación en los hogares. Este gas letal, apodado el "asesino silencioso", es invisible, inodoro e indoloro, pero representa un peligro extremo, especialmente durante los meses más fríos.
La amenaza invisible del Monóxido de Carbono
El monóxido de carbono (CO) es un gas inodoro, incoloro y no irritante que se produce por la combustión incompleta de materiales que contienen carbono, utilizados en artefactos como estufas, calefones, braseros, fogatas interiores y vehículos. Una vez liberado al ambiente, el CO desplaza al oxígeno en la sangre, lo que puede provocar asfixia. El toxicólogo Francisco Dadic explica que "el monóxido de carbono tiene una afinidad por la hemoglobina 250 veces superior al oxígeno, lo que le permite desplazarlo en la sangre, lo que puede causar desde síntomas leves hasta la muerte".
Con la llegada del frío, aumenta la preocupación por este gas. En Argentina, el Ministerio de Salud ha registrado 444 casos de intoxicación por monóxido de carbono en lo que va del año, un alarmante 75% más que la mediana de los últimos cinco años. Esto se debe, en gran medida, al uso de artefactos de calefacción que no han sido revisados o que carecen de una ventilación adecuada.
Síntomas y grupos vulnerables
Los síntomas de intoxicación por monóxido de carbono varían según la cantidad de gas inhalado y el tiempo de exposición. Incluyen dolores de cabeza, vómitos, fatiga, confusión y, en casos graves, insuficiencia respiratoria, paro cardíaco y muerte. Las exposiciones repetidas pueden generar efectos crónicos como dolores de cabeza persistentes, somnolencia diurna y trastornos psicológicos.
La Dra. Stella Maris Cuevas, experta en otorrinolaringología, advierte que "el riesgo de intoxicación es mayor en personas con anosmia, que no pueden detectar los síntomas". Los grupos más vulnerables son niños, personas mayores, mujeres embarazadas y aquellos con enfermedades respiratorias o cardíacas.
Prevención: la mejor defensa
El tratamiento inmediato para la intoxicación por CO es la administración de oxígeno y, en casos severos, el uso de una cámara hiperbárica. Sin embargo, la prevención es crucial. Los expertos recomiendan:
·Revisión Anual: Realizar un control anual de todos los artefactos de gas y calefacción por un gasista matriculado.
·Ventilación Constante: No bloquear las rejillas de ventilación y mantener una ventana abierta entre 10 y 15 centímetros, incluso en invierno, para asegurar la renovación del aire.
·Color de la Llama: Verificar que la llama de los artefactos sea de color azul. Una llama amarilla o roja indica combustión incompleta y peligro.
·Uso Correcto de Artefactos: No usar el horno o las hornallas para calefaccionar, ya que no están diseñados para este fin y aumentan el riesgo de intoxicación.
·Detectores de CO: Instalar detectores de monóxido de carbono en el hogar.
Errores comunes que ponen vidas en riesgo
Muchos accidentes ocurren por descuidos que se pueden evitar:
·Artefactos sin Revisar: Encender dispositivos de gas sin la debida revisión puede provocar fugas invisibles o combustión deficiente.
·Rejillas Bloqueadas: Bloquear las rejillas de ventilación, por el deseo de conservar el calor, impide la salida de gases tóxicos.
·Ignorar la Llama: Desestimar el color de la llama de los artefactos, que debería ser azul.
·Uso Indebido del Horno: Utilizar el horno para calefaccionar es una práctica extremadamente peligrosa.
Ante cualquier sospecha de intoxicación, la acción rápida es vital: ventilar el área de inmediato, retirar a las personas afectadas y buscar atención de emergencia. Como concluye el doctor Ramiro Heredia, "la prevención es la clave". Además, resalta que mantener una buena ventilación en espacios cerrados no solo previene la intoxicación por monóxido de carbono, sino también la propagación de infecciones respiratorias, comunes en la temporada invernal.