En los últimos cinco años, creció la implementación de servicios ambulatorios para que los pacientes realicen prácticas programadas y cuenten con atención inmediata en caso de detectar síntomas de agravamiento de su cuadro. Esta estrategia muestra mejoras en los tratamientos, disminuye los tiempos de internación y reduce los costos médicos.
La medicina avanza hacia nuevos estándares que tienden a priorizar la atención temprana para reducir el impacto de las enfermedades en la población y a la vez, minimizar el tiempo que los pacientes deben transitar dentro de los ámbitos hospitalarios. El abordaje de la insuficiencia cardíaca (IC) es un claro ejemplo de este cambio de paradigma, ya que los centros de salud de todo el mundo hoy apuntan a fortalecer el papel que cumplen los servicios ambulatorios en el día a día de los controles y tratamientos.
En la actualidad se estima que más de 25 millones de personas fueron diagnosticadas con IC a nivel global. “Es una condición que presenta un alto riesgo de eventos adversos, como hospitalizaciones o incluso la posibilidad de fallecimiento. Este riesgo es aún mayor que el de pacientes considerados de muy alto riesgo en enfermedades cardiovasculares relacionadas con la acumulación de placa en las arterias. Sin embargo, en ocasiones, los médicos enfrentamos dificultades para percibir dicho riesgo, especialmente en pacientes que afirman sentirse bien o que se consideran estables”, explica la doctora Lucrecia María Burgos (MN 148.752), miembro del Servicio de Insuficiencia Cardíaca, Hipertensión Pulmonar y Trasplante Cardíaco del ICBA Instituto Cardiovascular.
Las estadísticas muestran que muchos pacientes que se encuentran en este riesgo residual sufrirán episodios de empeoramiento de la IC, que se dan cuando se genera una sobrecarga de volumen –que es una expansión del volumen del líquido extracelular por la dificultad que tiene el organismo para eliminarlo- que puede provocar edemas. “Tradicionalmente pacientes con este cuadro clínico se internaban, y recibían diuréticos entre otros medicamentos. Los avances recientes respaldan un enfoque innovador: desde hace aproximadamente cinco años, se reconoce la oportunidad de tratar a este grupo de forma ambulatoria”, agrega la experta.
La mayor implementación de servicios ambulatorios para este tipo de casos es una tendencia en todo el mundo. En el Reino Unido, por ejemplo, se realizó en 2016 una encuesta cuyos resultados mostraron que solo el 25% de los cardiólogos reportó la existencia de un servicio ambulatorio de insuficiencia cardiaca. Sin embargo, en los años posteriores se produjo un significativo aumento: en 2021 el 65% de los centros encuestados indicaron que esta estrategia estaba disponible para sus pacientes.
A esto se suma que recientemente la Sociedad Europea de Cardiología publicó una guía práctica para el manejo ambulatorio del empeoramiento de la insuficiencia cardíaca crónica que incluye los diuréticos intravenosos ambulatorios en un entorno de hospital de día. "Las observaciones colectivas sugieren que esta terapia puede ser una alternativa a la atención hospitalaria o en el servicio de urgencias para pacientes seleccionados con IC. Esta opción, centrada en el bienestar del paciente, podría maximizar el tiempo que pasa fuera del hospital, reducir los costos médicos y mejorar la atención”, destaca la doctora Mirta Diez (MN 68.240), Jefa del Servicio de Insuficiencia Cardíaca, Hipertensión Pulmonar y Trasplante Cardíaco del ICBA Instituto Cardiovascular.
Más frecuente a partir de los 65 años
La insuficiencia cardíaca es una condición médica en la que el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo. Esto puede deberse a diferentes razones, como el daño al músculo cardíaco debido a la enfermedad coronaria, la hipertensión arterial, las enfermedades de las válvulas, la diabetes o las miocardiopatías entre otras.
En cuanto a la edad, la insuficiencia cardíaca puede afectar a personas en todas las etapas de la vida. Sin embargo, es más frecuente en mayores de 65 años, ya que el envejecimiento del corazón y el aumento de las enfermedades cardiovasculares elevan el riesgo con el paso del tiempo.
Las personas que han experimentado eventos cardiovasculares previos y aquellas que presentan múltiples factores de riesgo tienen una tasa de mortalidad del 5 al 7%. Por otro lado, los pacientes con IC ambulatoria, en clase funcional II y con un tratamiento médico óptimo, muestran una tasa anual de muerte cardiovascular y/o hospitalización por IC del 9%. Esto significa que aproximadamente 1 de cada 6 será hospitalizado en los próximos 18 meses.
Hacia un nuevo paradigma
Los centros de salud de todo el mundo acompañan estos nuevos paradigmas de tratamiento generando espacios en los que los pacientes pueden realizar todo tipo de prácticas programadas -desde infusiones de diuréticos, hierro o levosimendán hasta procedimientos invasivos-, y también recibir atención inmediata en caso de presentar síntomas de agravamiento de su IC.
En ese sentido, el ICBA inauguró recientemente el IC Lounge, un espacio diseñado con la más alta tecnología y la atención de médicos especialistas en insuficiencia cardíaca. Consta de cinco camas monitorizadas, dos sillones y una sala de emergencias. Además, dispone de una sala de intervencionismo que permite realizar biopsias cardíacas y cateterismos cardíacos de manera eficiente.
“En esta área, se administrarán tratamientos como hierro endovenoso y medicamentos para la IC de forma intravenosa. Además, realizaremos evaluaciones integrales multidisciplinarias en tan solo un día para pacientes con IC, evaluaciones previas a un trasplante cardíaco o para aquellos con hipertensión pulmonar. Esto es especialmente beneficioso para personas que no residen en la ciudad de Buenos Aires, ya que les permitirá coordinar todos los estudios y evaluaciones médicas necesarias en un solo día”, detalla la doctora Burgos.
“A nivel global se reconoce cada vez más el valor de brindar atención ambulatoria para la insuficiencia cardíaca, lo que permite un manejo más eficiente y centrado en el paciente, mejorar su satisfacción y calidad de vida, y al tiempo que reduce la carga sobre los sistemas de salud”, apunta la doctora Burgos. Esto se da en el marco de un aumento de la población con IC, tanto por el crecimiento demográfico mundial como por la mejora en la supervivencia que logró la ciencia a través de los diferentes tratamientos. “Por lo tanto, es fundamental que los sistemas de atención médica y los profesionales de la salud consideren estas nuevas perspectivas”, concluye la Dra. Diez.