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En la salida de la ruta 17 hacia Añelo, un hombre se gana la vida. Es no vidente y era maestro de música en la escuela 123. Sin embargo, un error administrativo lo dejó cesante y tuvo que buscar la forma de salir adelante.

Con voz calma y gesto sincero, Marcelo cuenta que la venta de tortas fritas "es un emprendimiento familiar junto a mi esposa que me acompaña, entre los dos vamos elaborando y producimos estas torta fritas para, a través de esto, subsistir".

Respecto a su situación, detalló que "en febrero de este año me cesaron del cargo. Fue una cuestión administrativa que todavía estoy en trámites con respecto a ese tema porque fue un cese que no estuvo bien hecho", señaló.

"Desde el 2013, hace diez años más o menos, quedé ciego, sí. Pero no me impidió ejercer. Tuve que hacer toda una especie de ensayo y error porque no había antecedentes y en la escuela de música me enseñaban de una manera visual para dar clases, así que tuve que hacer mis propias herramientas para poder seguir", señaló el docente que es papá de un chico adolescente y otro de 2 años.

Más allá de todo, Marcelo confía: "creo que tendrían que reintegrarme y hay un dinero ahí que sería un retroactivo, porque desde febrero hasta este momento, en el caso que vuelva a trabajar, creo que tendrían que reconocerlo", se esperanzó.