Desde su prisión domiciliaria en Viedma, el empresario aeronáutico Fred Machado decidió hablar por primera vez, desatando una tormenta sobre la política y el mediático diputado José Luis Espert. El hombre, investigado en EE. UU. por supuesto nexo con el narcotráfico internacional, rechaza con vehemencia la etiqueta de "narco" y se define como un simple hombre que cometió errores financieros. Su testimonio no solo busca limpiar su nombre, sino que apunta directamente a quienes, según él, lo "usaron" y luego lo abandonaron.
La principal bomba que lanza Machado es la confirmación del polémico pago a Espert. Mientras el diputado liberal admitió un cobro de 200 mil dólares en un video a principios de octubre, alegando desconocer las actividades ilícitas de Machado, el empresario ofrece un relato punzante: "Él no miente cuando dice que hubo un contrato, lo hice en el 2019... Lo contraté como para darle una mano."
"Por Lástima": La inversión humanitaria en un Espert 'pre-cárcel o bala'
Machado asegura que su relación con Espert se inició en los albores de la carrera política del economista. Lejos de ser un millonario financiamiento de campaña, el empresario describe su ayuda como un gesto de caridad. "Lo hice por lástima," confiesa. "No era el Espert del ‘cárcel o bala’. Era otro tipo, más humano."
Este auxilio se tradujo en el contrato por los 200 mil dólares (transferidos en 2020), la provisión de una aeronave y el uso de la famosa Jeep blindada —que, según Machado, pertenecía a su primo, Claudio Ciccarelli. Desmintió además que el supuesto "atentado" en campaña haya sido un ataque real, minimizándolo a un par de piedras arrojadas cerca de la Villa 31.
La actitud posterior de Espert es la que desató la furia de Machado. "Todo esto se descontroló porque Espert me negó, y eso fue un error. Si hubiera dicho la verdad... no pasaba nada. Pero prefirió mentir. Hay fotos, vuelos, testigos," sentencia.
El calvario de la presión Extranjera y la sentencia final
El relato de Machado va más allá del escándalo político. Describe la investigación de la Fiscalía del Distrito Este de Texas —que lo acusa de facilitar aviones para mover cocaína— como una "tortura". Relató haber sido retenido por agentes estadounidenses durante cinco meses, presionándolo para que "delatara a mis inversores."
El empresario, que repite haber sido víctima de una "tergiversación hasta el absurdo" de su figura, resume su situación con una frase: "Me convirtieron en radiactivo." Se siente traicionado y solo, citando a Maradona: "Me cortaron las piernas." Acepta haber cometido "errores financieros" con los fondos de un puñado de inversores, pero insiste en su inocencia respecto al narcotráfico, lamentando que su vida fue destruida por un sistema que, según él, puede arrepentirse con una "palmadita" después de años de prisión.