Después de dos movilizaciones masivas, de las cuales una estuvo marcada por la brutal represión por parte de las Fuerzas de Seguridad, las organizaciones de jubilados volvieron a marchar este miércoles al anexo del Congreso en reclamo ante la pérdida del poder adquisitivo y el recorte de prestaciones, además de la decisión del Gobierno de no prorrogar la moratoria previsional. También hubo convocatorias en otros puntos del país.

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Como ocurrió en anteriores oportunidades, hubo gases, palos y empujones. Más de 700 efectivos de todas las fuerzas federales fuertemente pertrechados contra un puñado de jubilados. Eran 150, quizás 200, que orgullosamente se autodenominan "los viejos y las viejas de todos los miércoles".

Del otro lado, Patricia Bullrich volvió a ordenar un operativo desmesurado con cientos de efectivos de todas las fuerzas federales, calles valladas y camiones hidrantes. También estuvieron los ya conocidos escuadrones motorizados.



"Tiraron gas ahí, yo estaba sentado en el monumento. No molestaba a nadie. Y me vino el gas, me hizo toser mucho", reveló Rubén, de 77 años.

La marcha fue, como todos los miércoles, a las 17 al anexo del Congreso. "Por restitución de los medicamentos y de la atención en PAMI y en las obras sociales provinciales, ampliación de los listados, atención integral, suministro de insumos y nombramiento de cuidadores", indicó el Plenario, que pidió que haya "elección inmediata de la dirección de trabajadores y jubilados" en la obra social.

Además, en un comunicado, los jubilados rechazaron el "vaciamiento de la Anses", y añadieron: "No al uso del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) para la especulación financiera, monetaria, bursátil o para pago al FMI".