El panorama de la industria Pyme argentina, sigue con un escenario complejo, marcado por dificultades estructurales que impactan en la producción y en la estabilidad financiera de las empresas. Uno de los principales desafíos que enfrentan es el cumplimiento de obligaciones laborales, especialmente el pago de salarios.
Según los datos relevados, el 29,3% de las firmas del sector Metal, maquinaria y equipo, y material de transporte ha reportado dificultades para afrontar este compromiso, una situación que refleja la presión que ejerce el encarecimiento de insumos importados y la competencia con productos del exterior.
La falta de ventas aparece como la mayor preocupación para el 39,9% de los empresarios, un factor que explica que muchos sectores aún no hayan podido terminar de despegar de las caídas de 2024, muchas empresas reportaron que, incluso con las ganancias de diciembre, no lograron cubrir los costos del mes siguiente.
Le siguen los costos elevados de producción, que afectan al 37,3% de las industrias y que han sido mencionados especialmente en Madera y muebles, en Metal, maquinaria y equipo, y material de transporte, y en Textil e indumentaria, donde el aumento de insumos y la carga impositiva restringieron la competitividad.
Frente a este contexto, muchas empresas han optado por medidas internas para amortiguar el impacto de la coyuntura. La estrategia más utilizada ha sido la diversificación de productos, aplicada por el 30,8% de las pymes, lo que permitió a las firmas explorar nuevos mercados y compensar la baja demanda en segmentos tradicionales. La reducción de gastos operativos también ha sido clave para el 22% de las industrias, con ajustes en costos logísticos y mejoras en eficiencia interna. Sin embargo, en ciertos casos, la única alternativa ha sido aumentar gastos operativos o extender las horas laborales para mantener la producción activa, lo que expone la tensión que viven muchas empresas para no perder mercado.
Pese a la situación desafiante, los empresarios aún ven margen para la recuperación si se implementan políticas adecuadas. Al ser consultados sobre qué medidas serían más efectivas en el corto plazo, el 67% señaló que la reducción de impuestos sería clave para aliviar la presión sobre la rentabilidad y mejorar la competitividad.
El estímulo a la demanda interna, elegido por el 10,4% de los empresarios, también aparece como una prioridad, especialmente en sectores donde el consumo final es un motor clave de la actividad, como Alimentos y bebidas y Textil e indumentaria.
Percepción de la situación actual y futura
Las pequeñas y medianas empresas atraviesan un período de incertidumbre, con percepciones dispares sobre su evolución económica reciente y las expectativas para el año. Consultados sobre la situación económica actual, el 32% de los empresarios indica que su situación mejoró en comparación con un año atrás, el 45% señala que se mantuvo sin cambios, y el 23% reporta un deterioro.
Industrias de los sectores de alimentos y maderero han mostrado signos de recuperación, con un porcentaje considerable de empresas que perciben mejoras en sus niveles de actividad. En contraste, rubros como Papel e impresiones y Textil e indumentaria enfrentaron mayores dificultades y una caída en la demanda, lo que ha impactado en su estabilidad financiera.
Por otra parte, las expectativas para el futuro son significativamente más optimistas. Un 58% de los empresarios espera que su empresa mejore en el año, mientras que un 36% cree que se mantendrá igual y sólo un 6% anticipa un empeoramiento.
En cuanto a la economía nacional, un 53% de los empresarios cree que el país mejorará, mientras que un 38% opina que se mantendrá estable y un 9% anticipa un deterioro. Este panorama mixto se traduce en una postura prudente frente a la inversión, ya que el 24% de los empresarios considera que es un buen momento para expandir su empresa.
A pesar de las dificultades, el sector pyme mantiene una visión estratégica y busca adaptarse a un contexto desafiante. Factores como la estabilidad de costos, la reactivación del consumo y el acceso al crédito serán determinantes para que este optimismo se materialice en crecimiento real. La capacidad de adaptación sigue siendo clave, y el empresariado pyme se mantiene alerta para aprovechar oportunidades en un entorno económico en transformación.