La Iglesia Católica ha alzado su voz con extrema urgencia ante la violencia del narcotráfico que sacude al país, tomando como eje el brutal triple homicidio de Florencio Varela. La institución denuncia un profundo entramado de criminalidad facilitado por la desprotección y el repliegue de las autoridades en los barrios más vulnerables.
Minutos antes de dar inicio a la 51° Peregrinación a la Basílica de Luján, bajo la consigna “Madre, danos amor para caminar con esperanza”, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, puso la mira en la causa que investiga el asesinato de las tres jóvenes. El eclesiástico fue contundente al afirmar que estas tragedias son la consecuencia directa de que “el Estado se retira de los barrios”.
“Narco Estado”: la advertencia del Arzobispo
En declaraciones a Radio Mitre, García Cuerva amplió su visión, calificando la situación como una "problemática de toda nuestra Argentina". Sostuvo que cuando las instituciones se ausentan, "lamentablemente la situación se torna muy compleja y avanza lo que llamamos el narco Estado".
El crimen de las primas Morena y Brenda (20 años), junto a la adolescente Lara (15 años), ocurrido la noche del 13 de septiembre, expuso este submundo. Las jóvenes fueron recogidas en La Tablada y llevadas a una vivienda en Florencio Varela, donde más tarde se hallaron sus cuerpos. Las autopsias confirmaron que las víctimas fueron torturadas antes de ser ultimadas.
El arzobispo subrayó que el triple crimen es una "desgraciada expresión de todo un submundo ligado a drogas, violencia y comercio de armas", que ha quedado al descubierto. "Nos tenemos que ocupar seriamente como país", sentenció.
Denuncias episcopales y zonas liberadas
La hipótesis de los investigadores apunta a que el móvil del asesinato fue un ajuste de cuentas ligado al robo de cocaína.
En consonancia con las palabras del arzobispo porteño, las diócesis en zonas de alta conflictividad ya habían manifestado su preocupación. Los obispos de Quilmes y San Justo hicieron públicas sus denuncias, señalando la existencia de “zonas liberadas a merced de mafias narcos” y lamentando de forma enérgica la "ausencia del Estado". La Iglesia utiliza la masiva peregrinación a Luján como plataforma para hacer visible su reclamo de que la crisis de seguridad y violencia sea atendida con la máxima prioridad nacional.