La ciudad de Tres Arroyos fue sacudida por un doble colapso industrial que se llevó dos emblemas productivos en menos de un día. El histórico Frigorífico Anselmo formalizó su pedido de quiebra, poniendo en riesgo a 150 trabajadores, mientras que la planta de herraduras Mustad, de origen noruego, cesó su producción y despidió a 60 operarios.
La noticia se percibe como un golpe directo al corazón económico de la localidad, dejando a más de 200 familias en la incertidumbre laboral.
La Caída Anunciada de un Símbolo
El cierre del Frigorífico Anselmo, fundado en 1930, no sorprendió al sector. La crisis venía acumulándose desde principios de año con sueldos fraccionados, cheques rebotados por más de $120 millones y una producción que se desplomó a la mitad de lo necesario para ser rentable. El gremio de la carne responsabilizó directamente a la "administración, que ha sido un desastre".
Anselmo, que alguna vez fue un motor de desarrollo y orgullo local con faena de bovinos, porcinos y ovinos, se había convertido en un símbolo de la crisis que afecta a los frigoríficos medianos. Su quiebra no solo afecta a los empleados directos (algunos con décadas de antigüedad), sino a una red de transportistas, proveedores y comercios locales que dependían de su funcionamiento. Como lamentó un comerciante: "Cada vez que se apagaba la planta, lo sentíamos todos... esto es de todo Tres Arroyos".
El proceso judicial inicia ahora con la designación de un síndico que deberá administrar la masa de bienes y deudas. La esperanza de una reactivación pende de la aparición de un inversor dispuesto a absorber la planta y sus pasivos.
Mustad: Cierre Exprés de Capital Noruego
Al drama de Anselmo se sumó el cese de operaciones de Mustad, la compañía noruega instalada en el Parque Industrial local desde los años noventa. La fábrica, dedicada a la elaboración de herraduras para exportación, argumentó que la operación en Tres Arroyos "dejó de ser conveniente".
El cierre fue repentino: según el relato de los operarios, la dirección se presentó para notificar el despido de 60 personas con los hornos "llenos de material". Aunque la empresa aseguró el pago de indemnizaciones, la desazón en la planta es total. "Nadie se esperaba semejante noticia," expresó un representante sindical, mientras los trabajadores buscan apoyo en el Ministerio de Trabajo para intentar revertir la decisión.
La simultaneidad de ambos cierres refleja una crisis económica y laboral más profunda que va más allá de los problemas de una empresa individual, obligando a la comunidad de Tres Arroyos a enfrentar la pérdida de sus pilares productivos.