Una nueva medida económica del gobierno de Javier Milei ha desatado una ola de críticas y descontento entre los productores agropecuarios. Se trata de la reciente decisión de bajar a cero las retenciones a la exportación de granos, una medida que, según el sector, benefició exclusivamente a un selecto grupo de cerealeras, dejando a los productores sin la posibilidad de aprovechar la ventaja.
La bronca se originó cuando, apenas tres días después de la implementación de la medida, las grandes cerealeras liquidaron el cupo de 7 mil millones de dólares establecido para la exención de retenciones. Al alcanzar ese tope, las retenciones regresaron a su nivel original. Según los productores, este rápido agotamiento del cupo demuestra que la operación fue planificada previamente entre el gobierno y las exportadoras, excluyendo a quienes realmente cultivan la tierra.
Cifras y Testimonios de un Negocio Millonario
Las estimaciones preliminares sugieren que el negocio quedó en manos de solo once empresas, que, a diferencia de los productores, tenían la capacidad y la logística para liquidar la mercadería de forma inmediata. Las principales beneficiadas habrían sido Bunge, LDC, Cofco y Cargill.
"Se ganaron 2.000 millones de dólares en tres días. El Gobierno buscó esto", sentenció un vocero de una de las entidades de la Mesa de Enlace. Desde la Federación Agraria, también mostraron su indignación, señalando que mientras se dialogaba con el campo, "sectores del gobierno ya habían arreglado toda la cuenta con los exportadores".
La Sociedad Rural de Rosario, conocida por su postura crítica, emitió un comunicado en el que denunció que la medida "generó desequilibrios, exclusión y malestar en quienes sostienen la producción", y que el beneficio quedó "en manos de un grupo reducido de grandes exportadores".
Retenciones y Promesas Incumplidas
La decepción es tal que varios productores y analistas han comparado la medida con el "dólar soja" de la gestión de Sergio Massa, afirmando que, en aquel caso, el beneficio sí llegó a los productores. "Ni Massa se animó a tanto, al final terminó teniendo más palabra", se quejó un productor.
El exvicepresidente del SENASA, Carlos Milicevic, calificó la medida como de "política cambiaria, no agropecuaria", y reconoció que los productores tienen toda la razón para sentirse "desencantados" y "enojados" porque solo benefició a los exportadores.
El descontento en el campo es una complicación para el gobierno, que necesitaba el apoyo de este sector de cara a las próximas elecciones.