El periodista Marcelo Longobardi se refirió nuevamente a los ataques que viene recibiendo de voceros Libertarios pero también del propio presidente de la Nación. La violencia por las redes sociales es una forma de la violencia que está hasta tipificada. Por supuesto que denunciar o manifestarme de manera muy ferviente y muy claramente en torno a la cuestión de la violencia del gobierno y de mi hartazgo personal al respecto, tiene sus costos, que yo estoy dispuesto a enfrentar", planteó en una editorial que llevó adelante este miércoles.
“Yo no voy a cambiar de punto de vista y voy a seguir comportándome el mismo modo. Yo estoy solito haciendo radio, así que no creo que dure mucho haciendo esto, pero yo no me lo banco mas”.
“Alguien tiene que finalmente decirle a Milei que pare de putear a la gente. Un presidente de un país no insulta conciudadanos. Eso es violento y muy peligroso”, sostuvo. En el pase con Joni Viale, Longobardi se refirió a las palabras de Agustín Laje que mencionó específicamente a Longobardi:
“Los periodistas como Longobardi suplican una intervención estatal en las redes sociales porque nadie los quiere escuchar. Han ganado el legítimo odio de la sociedad civil”, planteó.
“La gente me odia legítimamente, según estas personas, bajo el argumento de que yo soy un ‘periodista ensobrado’. Me llama la atención que estas cosas pasen y se naturalicen, no solamente por mí; es por Luciana Geuna, por los ‘esbirros’ de La Nación, por TN… y te dicen: ‘Es una palabra’. Se ha naturalizado la violencia verbal, el insulto vulgar, el agravio, la mentira”, dijo.
“Quiero saber por qué razón nadie habla de esto. Nunca trabajé en un medio donde mis compañeros y el medio en general no digan una palabra al respecto. Eso me resulta inaceptable. No estoy dispuesto a acostumbrarme a que, a cambio de que bajen la inflación, me agravien todo el santo día”, añadió.
Longobardi recordó que “La violencia por las redes sociales es una forma de la violencia que está hasta tipificada. Por supuesto que denunciar o manifestarme de manera muy ferviente y muy claramente en torno a la cuestión de la violencia del gobierno y de mi hartazgo personal al respecto, tiene sus costos, que yo estoy dispuesto a enfrentar. Aunque parezca mentira, no es gratuito plantear que uno está harto de una violencia verbal, que en mi caso es totalmente visible”.
“Dentro de mis muy limitadas posibilidades he resuelto no aceptar más esta clase de agravios y voy a hacer lo posible dentro de mis escasas posibilidades de ofrecer resistencia a esta clase de cuestiones. No voy a convalidar a las personas ni a aceptar a las personas que convaliden el pensamiento de esta gente y los agravios”, insistió.
Finalmente, dijo que su “actitud personal es no tolerar más esta atmósfera violenta que se instaló a cambio de bajar la inflación”, y que su “posición personal y profesional es ofrecer la máxima resistencia que pueda a esta naturalización que ha habido en Argentina de la violencia verbal, que es una forma de la violencia, no es solo el principio de la violencia”.
“Hoy, cuando estos jóvenes tan pintorescos y enajenados plantean que 'la la la la la y el teléfono', el teléfono es un arma para agraviar personas, para transmitir teorías conspirativas, es un arma para la agresión, para la amenaza, un arma para la descalificación, para las posturas discriminatorias, un arma peligrosísima, sobre todo en gente que está poseída por una suerte de escenografía fachistoide que no puede ser dejada en segundo lugar”, subrayó.