Una parte de la historia de la petrolera de bandera fue reunida a través de la tarea que asumió la agrupación "Veteranos de YPF" de Plaza Huincul y se guarda en el Museo del Petróleo de esa localidad.
Por Walter Pérez
La agrupación "Veteranos de YPF" de Plaza Huincul armó, con el esfuerzo colectivo de extrabajadores y de la comunidad de esa localidad neuquina, lo que hoy es el Museo del Petróleo, el cual exhiben herramientas, documentos históricos y equipos utilizados para el desarrollo de la actividad a la par de la integración de los pueblos.
La iniciativa nació tras los despidos masivos en la década del '90, cuando la empresa fue privatizada, una decisión política del entonces presidente Carlos Menem que generó la desazón, incertidumbre, angustia y agonía de las comunidades de Cutral Có y Plaza Huincul.
Como afirman los veteranos, tal vez ese hecho haya sido "la semilla" que los llevó a crear el museo, en reconocimiento a sus abuelos y padres -también "ypefianos"-, pero sobre todo como legado para las generaciones venideras.
En el ingreso al Museo del Petróleo hay una réplica de la "Pasto Verde", aquella mujer que en medio de la nada tenía una especie de parador en el que daba alimentos y albergaba a los viajeros de la época que se movilizaban en carretas. Se exhiben instrumentos hospitalarios; equipos de ropa de la época; herramientas; una réplica del pozo de petróleo 1, de Plaza Huincul, descubierto en 1918; fotografías; actas; y documentos de trabajo, credenciales de los operarios.
José Aníbal "Coco" Briceño es unos de los impulsores de la iniciativa, quien junto a Oscar Ernesto "Tati" Moreno y Ricardo Barros recordaron a Télam los tiempos en los que junto a otros 4.500 trabajadores quedaron en la calle de un día para otro.
Briceño relató que "un 9 de diciembre de 1992, en nuestro caso a los de perforación, nos dan la noticia a las 6 de la mañana que estábamos todos despedidos y que teníamos que avisar a la gente que estaba en los campamentos a 250, 300 kilómetros de Plaza Huincul donde había en cada campamento entre 300 y 400 personas trabajando".
"Nos comunicamos por radio, porque en esa época celulares no había con los jefes de zona, y les avisamos que estaba la orden de Buenos Aires de que estábamos despedidos. Nos faltaban cuatro días para festejar el Día Nacional del Petróleo, el 13 de diciembre, y fue grave porque nadie esperaba esa orden y menos en este yacimiento que tenía tanta producción", rememoró.
Recordó que fue "muy duro dar la orden, nunca pensamos que se podía terminar YPF y menos perforación que era la que daba la producción al país. En tres días tuvimos que devolver equipos, herramientas y en mi caso tenía una camioneta a cargo de YPF que tuve que devolver: el que la recibió me dijo, dejala ahí tirada".
"Después de eso había que volver a la casa", dijo Briceño, con 22 años de servicio en YPF, y resaltó que ya entonces "pero las empresas no te tomaban para trabajar porque eras viejo, pero para jubilarte eras joven".
"Tati" Moreno acotó que "el promedio de edad de todos nosotros cuando nos echaron era de 45 años, a 20 años de la jubilación y para el mercado laboral éramos viejos. También hay que tener en cuenta que ese número de 4.500 despedidos había que multiplicarlo por 5 que era la familia".
En su relato, Briceño explicó: "Nosotros tuvimos una escuela ypefiana, nuestros abuelos, padres todos ypefianos y nos preparábamos en la casa cuando nos contaban cómo trabajaban y por eso era el único oficio que sabíamos".
"Salimos de ahí y dijimos pongamos un kiosco y no sabíamos hacerlo o el taxi y eso nos pegó muy duro porque invertimos mal, no teníamos conocimientos y generó muchos problemas e incluso suicidios", afirmó.
"Las empresas no nos tomaban, comida no había en la casa, tampoco ropa, no había nada y muchos muchachos no se la bancaron y se suicidaron", indicó. Y agregó que "no todos estaban en condiciones de trabajar porque había accidentados, enfermos y con tratamiento hospitalario y se murieron por falta de atención porque no tenían para medicamentos".
"Coco", como lo conocen en la comunidad de Plaza Huincul y Cutral Có, señaló que "todo esto que pasó fue la semilla de este museo. Ese desarrollo que nosotros teníamos en el campo lo tuvimos mucho acá".
Al ser consultado por el porqué del museo, Briceño resaltó que "a nuestros mayores les debemos la existencia de la provincia y del país. Ellos laburaron sin nada, hicieron pueblos, de un territorio nació una provincia y nadie nunca se acordó de ellos ni de nosotros mismos".
Un poco por esa deuda histórica y otro tanto por -enfatizó Briceño- sentirse "cansados de que nos dijeran ex" surgió la denominación "veteranos ypefianos".
"Nosotros -dijo con firmeza- estamos vivos, no estamos muertos, no somos ex y seguiremos vivos en nuestros hijos".
"Había cosas que no nos cerraban -indicó-. Íbamos a los actos del pueblo y aparecían los chicos de Malvinas, que se merecen todo el honor del país, los abrazaba el gobernador, los saludaba".
Y, explicó, "nosotros tenemos el mismo orgullo, el mismo honor porque nosotros defendimos la patria con trabajo, no con armas y defendimos nuestra soberanía en la Patagonia con trabajo".
La casa del Museo del Petróleo la construyó YPF en 1922 cuando se fundó la empresa para los empleados del ferrocarril, en cercanías del pozo de petróleo número 1 de Plaza Huincul, descubierto en 1918.
Tras la desaparición del ferrocarril, las instalaciones quedaron en manos de la municipalidad de Plaza Huincul que muchos años después la destinó para el Museo del Petróleo de los "veteranos ypefianos".