Foto Osvaldo Fantn

La fecha de clásicos dejó como saldo un fútbol físico, friccionado, de escasa elaboración y una alarmante falta de jerarquía. En lo que va de la Liga Profesional, ningún equipo llegó a la media de dos goles por encuentro.

Por Walter Vargas

Contra los que muchos piensan en un alarde de rechazo a los mejores campeonatos del planeta, que la liga argentina sea difícil no supone que su fútbol sea de buena calidad: por lo contrario, es un fútbol más bien físico, friccionado, de escasa elaboración y una alarmante falta de jerarquía y de gol.

Si para muestra alcanza con un botón, conste que en la fecha de los clásicos y emparejamientos, la que se suponía debía de otorgar un salto de calidad, se convirtieron apenas 13 goles. ¡Una miseria!

Seis partidos terminaron 0-0, tres terminaron 1-0, tres terminaron 1-1 y en los dos restantes Independiente y River consumaron la proeza de vencer por 2-0 a Racing y Boca, ambos en condición de visitantes.

Por excepcional que fuere, el promedio de la séptima fecha (¡menos de un gol por partido!) se encuadra en una tendencia de los años últimos en general y de este año calendario en particular.

En la Liga Profesional de Fútbol no hubo un solo equipo, ni uno, que se ufanara de consumar una media de dos goles por encuentro. Ni siquiera el campeón, River Plate, que convirtió 50 en 27 presentaciones.

En ese campeonato, además, entre los 0-0, los 1-0 y los 1-1 se llegó a un acumulado de 378 partidos con presencia mínima en la red.

Y, a la vista está, en lo que va de la Copa de la Liga asistimos a una versión corregida y aumentada.

Ya llevamos 21 partidos de 1-0, otros 16 de 0-0 y otros 13 de 1-1: un total de 50 sobre 98.

Cuatro son los equipos que menos goles hicieron y en este punto es interesante de ver la relación entre remates al arco y efectividad.

Tigre, que anotó dos goles en siete encuentros, necesitó de 130 disparos al arco. Esto es, su promedio es de un gol cada 65 intentos.

Estudiantes de La Plata, que anotó cuatro, necesitó de 73 disparos. Es decir, su promedio es un gol cada 18.5 intentos.

Lanús, que también hizo cuatro, necesitó de 100 disparos. Esto es, su promedio de gol es de uno cada 25 intentos.

Atlético Tucumán asimismo señaló cuatro y necesitó de 68 intentos, lo cual da una relación de un gol cada 17 remates.

Y Gimnasia y Esgrima La Plata, con cinco anotaciones, necesitó de 81 remates. Esto es, su promedio de gol es de uno cada 16.2 remates.

Instituto también ha hecho cinco goles en 78 intentos, lo cual da como cociente un gol cada 16.5.

En rigor, pareciera que las competencias del campeón del mundo rozan una crisis que remonta a la década de los sesenta del siglo XX.

Por entonces, darán testimonios los memoriosos, era frecuente que las revistas deportivas de la época, El Gráfico y Goles, entregaran informes especiales, con datos y opiniones variopintas, fustigando la poca cantidad de goles que se convertían cada domingo.