A 212 años de su aparición repasamos la primera edición de la "Gazeta de Buenos Ayres", publicación que expresaba el ideario de los próceres de la Revolución de Mayo. Con Moreno como editor principal e ideólogo, desde aquellas páginas aparecidas el 7 de junio de 1810 se apostaba a informar, comprometer y vislumbrar un futuro en libertad.
Por Daniel Giarone
“¿Por qué se han ocultado a las Provincias sus medidas relativas a consolidar su unión, bajo el nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?”. Los interrogantes corresponden a la nota que bajo el título “Orden de la Junta” abre el número 1 de la Gaceta de Buenos Aires, que el 7 de junio de 1810 se convirtió en el primer órgano de prensa de la Patria en ciernes.
Preguntar, interpelar, convocar a la acción. Un gesto de periodismo moderno y revolucionario en la América hispánica sometida a la censura y al absolutismo de la Corona Española. Y en la tapa de aquel primer número, apenas después de la fecha, una frase del historiador romano Cornelio Tácito para que no quedaran dudas: “…con la rara felicidad de los tiempos en los que pensar lo que quieras y decir lo que piensas está permitido”.
La Gaceta de Buenos Aires fue impulsada por Mariano Moreno y fundada por orden de la Primera Junta cinco días antes de su aparición: el 2 de junio de 1810. En el decreto que la creaba, el primer gobierno patrio fundaba su razón de ser en “el derecho que tiene el pueblo de saber la conducta de sus representantes”. Y se mantendría viva durante once años, cuando el 12 de septiembre de 1821 Bernardino Rivadavia la sustituiría por el Registro Oficial.
Esparcir las ideas
La redacción de la publicación fue encargada al vocal y sacerdote Manuel Alberti, aunque la mayoría de los textos resultaron escritos por Moreno, el principal ideólogo de la Revolución de Mayo. Al menos, hasta su renuncia a la Junta en diciembre de 1810. También participaron en el flamante medio Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Pedro Agrelo y Bernardo de Monteagudo, entre otros.
“Cuando se estableció la Junta, se echaba de menos el medio sencillo de esparcir las ideas, y hacer a los hombres comunicativos, que en todas partes se ejecuta por esta clase de escritos. Esta falta no pudo escapar a la penetración del doctor Moreno, y su anhelo del bien público lo determinó a la fundación de una gaceta enteramente nueva, y que jamás se habría visto en las colonias en otras circunstancias”, relata Manuel Moreno, hermano del Secretario de la Junta, en “Vida y Memorias de Mariano Moreno”.
La Gaceta fue el quinto medio impreso de Buenos Aires y el primero de un gobierno autónomo de la metrópoli. Sus antecedentes inmediatos, el “Telégrafo Mercantil”, el “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio” o el “Comercio de Buenos Aires, carecían del contexto que ahora se presentaba: impulsar un gobierno en nombre de Fernando VII (cautivo de Napoleón) pero con el ideario de Napoleón, o al menos de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.
“La Gazeta de Buenos Ayres -agrega Manuel Moreno- salía periódicamente dos veces en cada semana, fuera de las ocasiones que exigían una publicación extraordinaria, las cuales ocurrían frecuentemente” y buscaba “excitar el ánimo del pueblo a examinar sus intereses y sus derechos; establecer los principios sólidos de su felicidad, y combatir a los agentes de la tiranía”.
Número uno
El artículo que abre el primer número de la Gaceta es todo un editorial, tanto en el sentido periodístico como político del texto. Allí se fijan los lineamientos que esboza Manuel Moreno en el texto sobre su hermano. También los objetivos periodísticos: llegar a los habitantes de Buenos Aires, informar sobre las medidas del gobierno provisional (la Junta debía ser ampliada o reemplaza por un órgano que incluya representantes de las llamadas provincias interiores) y dar cuenta de la guerra contra los franceses en territorio español.
“Una exacta noticia de los procedimientos de la Junta, una continuada comunicación pública de las medidas que acuerde para consolidar la grande obra que se ha principiado, una sincera y franca manifestación de los estorbos que se oponen al fin de su instalación y de los medios que adopta para allanarlos, son un deber en el gobierno provisorio”, detalla la nota de apertura, que tiene en su primera letra capitular un detalle distintivo de diseño.
Y además: “Cuando el Congreso general necesite un conocimiento del plan de gobierno que la Junta Provisional ha guardado, no huirán sus vocales de darlo, y su franqueza desterrará toda sospecha de que se hacen necesarios o temen ser conocidos, pero es más digno de su representación fiar a la opinión pública la defensa de sus procedimientos y que cuando todos van a tener parte en la decisión de su suerte, nadie ignore aquellos principios políticos que deben reglar su resolución”.
La libertad de expresión y la democratización del debate sobre las políticas de gobierno aparecen como los ejes del texto firmado por Mariano Moreno como Secretario de la Primera Junta. Sobre el final se informa además que Manuel Alberti hará las veces de director del flamante periódico, recibiendo los escritos a publicar. Todo como “demostración sincera de aprecio” del gobierno hacia “el pueblo” por la confianza depositada en ella para “asegurar la felicidad de estas Provincias”.