Foto Daniel Dabove
Por: Dady Rubio

Periodista Zapala

Hay números para comenzar este editorial como “carta abierta” al Gobierno neuquino, a los aliados circunstanciales, a los opositores, y demás yerbas del “universo” dirigencial neuquino.

Podría comenzar diciendo, que Neuquén es la segunda provincia, luego de la Buenos Aires de Axel Kicillof, en recibir menos aportes del Gobierno nacional en lo que va del año. En términos reales, las partidas que el gobierno nacional envió a la provincia de Neuquén en enero, en concepto de coparticipación, leyes complementarias y compensaciones, cayeron 12,8 por ciento.

Es decir, Javier Milei, el presidente de las libertades insospechadas, le dijo a Neuquén, en el oído: “Ustedes no son una isla porque la plata que reciben depende de cómo me levanto a la madrugada”.

La metáfora del Tero “emepenista” se cumplió a la perfección, con la diferencia que esta vez se volvió un boomerang: “Pongo los huevos en el Ministerio de Economía de la Nación y cacareo en Neuquén”. Esta vez, los huevos se los apretó Milei.

El debate no es de números sino filosófico. Es decir, la única verdad es la “batalla cultural” que planteo el presidente de libertades inestables.

Entonces, en estos términos, el plateo se hace más sencillo, y expone “el conflicto” de manera inexorable:

A Javier Milei no le importa el Estado. Le molesta, le jode su existencia, le importa un rábano. A Rolando Figueroa por el contrario le es imprescindible. El Rolo nació bajo la potestad de un Estado presente y benefactor. Felipe Sapag es anti-libertario simplemente porque era peronista.

El Frente Neuquinizate es una paleta de mil colores, pero con un sólo pintor: El estado neuquino. Si no hay pintor entonces no habrá pintura ni siquiera un boceto de intenciones como borrador.

Rolando Figueroa es un “estatista” por esencia mucho más que por conveniencia política. Eso significa que su límite es el concepto libertario de “Afuera el Estado”. Este concepto es mucho más radical que aquél que dio nacimiento a las ideas liberales del Siglo XVIII, y se definía con “Dejar hacer y dejar pasar”.

Por más que Neuquén establezca “relaciones cordiales, institucionales, sensuales y aún estratégicas” para Javier Milei el “Rolo” es un “hijo directo de la casta peronista que hizo parir al Estado Neuquino como lo conocemos aún en la actualidad...”. Es decir, Neuquén no puede ser una isla simplemente porque su subsistencia depende del Estado benefactor nacional que le aporta recursos financieros que obtiene por derechos adquiridos.

Ni siquiera la representante neuquina de la “Libertad avanza”, la diputada Nadia Márquez, se pudo desprender del aporte nacional de 170 millones de pesos para su padre y su grupo evangélico. Somos “libertarios” pero con el dinero del erario público nacional, claro.

Entonces, estamos en el punto determinante de este breve, y sintético, editorial, expuesto de esta manera:

La batalla cultural de Javier Milei con el estado neuquino es directa, y se expresa de la siguiente manera: Neuquén debe bancarse sola porque no hay plata de Nación, salvo que los “negocios” hidrocarburíferos incluyan a “libertarios” y empresarios que dejen un buen porcentaje económico a futuro. Claro, al futuro personal de Javier Milei y su sequito.

Si no hay plata de esta manera en forma reciproca entonces habrá guerra sin paz.

Y como decía, un conductor de un programa televisivo de juegos, la pregunta para Rolo Figueroa será determinante:

“¿De qué lado de la soga estás chabón...?”.